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Sala IV avala decreto de interés público para Punta Cacique, Guanacaste

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  • Ambientalista alerta porque puede dar paso a minería en Crucitas

La Sala Constitucional de Costa Rica declaró sin lugar un amparo contra el decreto del Poder Ejecutivo que declara de interés público y conveniencia nacional el mega proyecto hotelero y de desarrollo inmobiliario en Punta Cacique, Sardinal, Guanacaste.


La resolución del jueves anterior fue notificada, este jueves por la Sala, al abogado ambientalista Álvaro Sagot Rodríguez, quien había presentado en enero anterior la acción de inconstitucionalidad contra tal decreto. (Exp. 08-016439-0007-CO).

“Esto quiere decir que la Sala IV avala la tala del último reducto costero del bosque tropical seco de Sardinal. Además, destruye la belleza escénica que tienen los habitantes de playas como El Coco, Hermosa y Panamá, entre otras”, comentó, por su parte, un portavoz de la organización ambientalista Confraternidad Guanacasteca al conocer el voto.

En el amparo, se alegaba que la declaratoria de conveniencia nacional había sido otorgada sin hacer un análisis de costo beneficio de lo ambiental- social; también se decía que un estudio de impacto ambiental ante la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA), NO es lo mismo que una análisis de costo beneficio y que al final de cuentas, un mega proyecto hotelero NO era una obra de infraestructura que beneficiara al Estado, pues adquieren esa categoría solo carreteras, aeropuertos o puentes”.

“Aún así, la Sala declara sin lugar el amparo”, lamentó Sagot, quien advirtió que este mismo camino pueden seguir varias acciones de inconstitucionalidad y recursos contra el decreto del presidente Oscar Arias, para beneficiar la explotación minera a cielo abierto en Crucitas, San Carlos, a tres kilómetros del internacional río San Juan.

“Esto me lleva a decir, que en el caso Crucitas los magistrados van a considerar que el estudio costo beneficio ambiental - social, fue hecho en la valoración ambiental de la SETENA”, aseguró Sagot.

Dijo que “otro aspecto que me parece totalmente incorrecto, pues deja, un caso de excepción (TALA DE BOSQUE) abierto para que se tenga que con el solo Estudio de Impacto Ambiental (EIA), sea suficiente, para otorgar una declaratoria de conveniencia nacional”.

“¿Qué es un análisis de costo beneficio ambiental? No se hace un inventario y se valoran bienes como paisaje, bosque, ecosistemas, biodiversidad, agua, etc?, cuestionó Sagot Rodríguez.

Advirtió también que “ahora, en Crucitas existen otros argumentos más, claro está, pero con este ejemplo de Punta Cacique, podemos ir viendo que las sorpresas al rato no son “sorpresas” para el sector ambiental y para un Estado que ¡¡SE SUPONE!! que protege el derecho humano a un ambiente sano y equilibrado”.

“Creo, lamentablemente que la lucha, desde lo constitucional, podría estar perdida en Crucitas”, dijo Sagot.

En Crucitas, la transnacional Infinito Gold pretende construir una mina para extraer oro a cielo abierto, que se encuentra paralizada por acciones de inconstitucionalidad ante la misma Sala.

Sin embargo, el vicepresidente de la Unión Norte por la Vida (Unovida), y dirigente del Frente Norte contra la Minería a Cielo Abierto, Edgardo Araya, sospecha que la empresa ya tiene alguna información “ya que tenemos informes de que hay tractores trabajando en el terreno, se escucha la tal de árboles y hay gran actividad”.

Indicó que solicitó a la Fiscalía de Ciudad Quesada investigar lo que ocurre, ya que el Juzgado Penal había suspendido las obras.

“Si ellos están trabajando es porque saben algo del resultado de una acción de inconstitucionalidad que presentamos ante la Sala Constitucional, contra el decreto que declara de interés público y conveniencia nacional la explotación de oro a cielo abierto”, comentó Araya.

“El resultado de la acción de inconstitucionalidad contra el decreto de Punta Cacique nos preocupa”, aseveró el abogado y dirigente ambientalista de la región Huetar Norte.


Proyecto

De acuerdo con un estudio de expertos, contratado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y presentado a la Municipalidad, el reducto más importante de bosque tropical seco del cantón de Carrillo, se encuentra en Sardinal, precisamente en Punta Cacique.

En esas colinas, con el apoyo directo del presidente Oscar Arias y su gabinete, se pretende la construcción del mega-proyecto Punta Cacique, valorado en 800 millones de dólares.


En agosto del 2007, Steve Case, socio de la firma Revolution Places LLC, llegó a Costa Rica a anunciar la inversión, que hizo en compañía Arias y varios de sus ministros.

El mega-proyecto incluiría dos hoteles de lujo, cada uno con 300 habitaciones, un resort con 30 residencias, un spa, un campo de golf y un centro de tenis y acondicionamiento físico que funcionaría bajo la marca Agassi-Graf de los tenistas André Agassi y Steffi Graf.

Case, cofundador de la empresa de Internet America Onlines (AOL), aseguró en la oportunidad que el complejo se construiría ocupando el 20% de las 263 hectáreas de terreno disponible en la propiedad.


Oposición


Sagot Rodríguez interpuso el recurso de amparo contra el Ministerio del Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (Minaet), y otras instituciones por violación al derecho a un ambiente sano y equilibrado, lo que fue rechazado de plano por la Sala IV.

El abogado y académico de la Universidad Nacional (UNA), reclamó que en esa zona se registra violación al derecho al paisaje y al principio de irreductibilidad del bosque; además, violación a la debida fundamentación de los actos administrativos, sobre todo cuando comprometen derechos humanos.

Además, defendió sus gestiones por emitirse actos contrarios a la racionalidad y proporcionalidad, aspectos todos ellos contemplados en los numerales, 11, 21, 50 y 89 de la Constitución Política y en el derecho internacional suscrito y ratificado por Costa Rica.

Sagot dijo en febrero anterior a Nuestro País que la Declaratoria de Conveniencia Nacional del Proyecto Ecoturístico Cacique Costa Rica, Nº 34701-MINAE-TUR, publicado en La Gaceta No. 194 del 6 de agosto del 2008, "es ilegal y similar al de Crucitas, que permite la explotación minera de oro a cielo abierto".

"Para la conservación de especies forestales que se puedan ver afectadas, la empresa desarrolladora del Proyecto: "Cacique-Costa Rica" repondrá y dará mantenimiento a dichas especies de acuerdo a las recomendaciones que establezcan las autoridades del Sistema Nacional de Áreas de Conservación", reza el Decreto.

Dice que "esta acción y las derivadas de la misma se resolverán en coordinación con el Área de Conservación respectiva del Ministerio del Ambiente y Energía, la que por su parte certificará el cumplimiento de la reposición".

"Las distintas instancias del MINAE, del Estado y los gobiernos locales, tomarán en cuenta esta declaratoria en las diferentes solicitudes, trámites y autorizaciones que gestione la empresa desarrolladora responsable del proyecto, en concurso con sus contratistas, para el adecuado desarrollo del mismo", ordena dicho Decreto.

Sagot indicó a la Sala IV que "consideramos que el fundamento del decreto cuestionado, violenta una lógica racional ambiental, amen de los criterios de proporcionalidad y principio precautorio, que deben estar presentes, para cuando hablamos del "concepto indeterminado" de "Conveniencia Nacional".

El ambientalista había recodado a la Sala IV que "uno de los principios rectores del Derecho Ambiental lo constituye el precautorio o de evitación prudente".

"Este principio se encuentra recogido en la Declaración de Río, la cuál literalmente indica: "Con el fin de proteger el medio, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio precautorio conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente" (Voto 2473-04)", precisó Sagot.

Resaltó que "aquí, es groseramente evidente que el decreto no tiene fundamento en un estudio de costo beneficio ambiental, pues solo se ponderó posibles e inciertos puestos de trabajo, donaciones de la empresa, e ingresos por turismo, pero insistimos que no consta un balance de costo – beneficio sobre las implicaciones ambientales del proyecto".

Sagot sostuvo, sin éxito, ante la Sala IV que con la construcción de un mega hotel, no se están haciendo obras de infraestructura, que como tales, justifiquen la declaratoria de conveniencia nacional, pues lo que se está haciendo es permitir la erradicación de un bosque, para que una empresa haga un mega proyecto, supuestamente ecoturistico, en donde incluso, se perjudicará los 200 metros de zona marítimo terrestre que están también de bosque.

"Es claro, que cuando en la norma se habla de obras de infraestructura, lo que se entiende es que se permite el cambio de uso del suelo y eventuales talas, para hacer puentes que comuniquen comunidades o aeropuertos, pero jamás un mega hotel privado, de ahí que también existe un serio problema por querer disfrazar un hotel como una obra de infraestructura necesaria para el Estado", precisó.

Recordó que cerca del 90 % del terreno de Punta Cacique es bosque tropical seco, pero ello extrañamente no se menciona en el acto cuestionado, seguramente para que no se dimensione el impacto y el valor de los efectos negativos al ecosistema.


“Tampoco la Sala Constitucional valoró la información aportada”, concluyó el experto en derecho ambiental, mientras que la organización Confraternidad Guanacasteca anunció que la lucha seguirá desde las bases de la comunidad para enfrentar el proyecto y el daño que generará.


Fuente Nuestro País

Foto: Steve Case, Oscar Arias, Carlos Ricardo Benavides y Rodrigo Arias


El énfasis es nuestro




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Pulverizan bosque en Parque Nacional

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COMUNICADO


Las modalidades empleadas por algunos "ingeniosos" forestales para eliminar las evidencias de la tala ilegal en bosques son variadas y muy conocidas: cortan el sotobosque y le siembran pasto, envenenan los árboles o los anillan, queman los troncos y las ramas, y hasta los entierran…
Hoy queremos compartir con ustedes una técnica novedosa: primero descuartizan los árboles y después los pulverizan.

El sábado 25 de octubre, Edwin Alpízar y Juan Figuerola, integrantes de Bosques Nuestros,
visitamos el Parque Nacional Marino Las Baulas de Guanacaste y ascendimos al Cerro El Morro, ubicado en el extremo norte del parque. Un cerro exuberante, completamente cubierto de bosque.

Al inicio de nuestro recorrido,
hallamos decenas de hectáreas donde había sido eliminado el sotobosque, es decir: el estrato bajo del bosque, compuesto por arbustos y árboles jóvenes.

Nos impactó descubrir montones de aserrín dispersos a lo largo del trayecto, obviamente vestigios del extinto sotobosque.
Más adelante nos encontramos con ramas y troncos de árboles jóvenes talados, acordonados a la orilla del camino. Pero faltaba lo más impactante.

A la distancia, oímos un ruido infernal. No era una motosierra, tampoco un tractor. Nos aproximamos cautelosamente, ocultos en la espesura del bosque, y pudimos observar a pocos metros, la trituradora en acción. Una cuadrilla de aproximadamente ocho hombres la alimentaban con el material acordonado. En cuestión de segundos, ramas y troncos pasaban por las fauces de la trituradora y eran expulsados por el ducto de salida, convertidos en aserrín.

Cerca del mediodía, llegó una camioneta y se llevó a los peones a almorzar. En ese momento aprovechamos para salir y nos acercamos al sitio.
Observamos dos trituradoras, distanciadas entre si unos cincuenta metros,

El suelo y las plantas del bosque estaban completamente cubiertos de aserrín. Una pesadilla en vivo. cascos, chalecos, botellas de agua.
Esto estaba sucediendo ante nuestros ojos en un parque nacional, en un bosque patrimonio natural del Estado, motivo de orgullo nacional. Antes que volvieran los peones, seguimos nuestro recorrido.

El camino habilitado para el tránsito de la maquinaria estaba barroso, erosionado. Una herida de gravedad en el bosque. A todo lo largo de la orilla, montones y más montones de ramas y troncos acordonados, a la espera de la trituradora. Más adelante, decenas de reses nos observaban y a nuestro paso, ariscas, se internaban en el bosque.

Comprobamos que la red de caminos conducía al fin último de esta dantesca escena: terrazas construidas en las partes más altas del Cerro El Morro, con vistas espectaculares, dignas de un parque nacional con miradores como los del Poás o Barra Honda, pensados para el disfrute de las y los costarricenses, de un pueblo realmente orgulloso de su patrimonio natural y en paz con la naturaleza.

Al día siguiente fuimos donde el director del Parque Baulas, y le contamos todo lo que habíamos visto. Nos dijo que iban a ir a inspeccionar el sitio inmediatamente. Esperemos que paren este desastre, que los daños sean reparados y los responsables, sancionados.

Esta denuncia coincide con un gobierno que declara de interés público y conveniencia nacional la eliminación de un bosque para abrirle paso a un tajo. La mina de Las Crucitas es muerte rápida; la eliminación del bosque en el Parque Baulas es muerte lenta. Las dos tienen el mismo fin.

El caso del Cerro El Morro es complejo. Estamos hablando de un bosque que es parte importante de un parque nacional declarado por ley en 1995; pero hasta el día de hoy, habiendo pasado por las manos de cuatro gobiernos, ninguno ha sido capaz de ejecutar las expropiaciones correspondientes.

En 1999, según el avalúo oficial, el Estado costarricense pudo haber consolidado el Parque Baulas, sin mayor problema, pagando menos de 1.300.000 dólares por las 373 hectáreas pendientes de expropiación. Pero ningún gobierno cumplió.

Por lo tanto, hay terrenos del Parque Baulas que siguen siendo propiedad privada, y los propietarios tienen derechos sobre estas propiedades. Pero esos derechos no incluyen pulverizar el bosque.

El artículo 19 de la Ley Forestal prohíbe el cambio de uso de los suelos en terrenos privados cubiertos de bosque. Es decir, un bosque no puede ser convertido en potrero o en lotes para construcciones residenciales o turísticas, como pretenden hacer perversamente en el Cerro El Morro.

La intención de eliminar el sotobosque es preparar las condiciones para que dentro de un par de meses, algún "ingenioso" forestal contratado por el propietario, certifique que allí no hay bosque sino potrero, y de esta manera les faciliten los permisos para eliminar los árboles remanentes.

Precisamente ayer, martes 28 de octubre, el matutino La Nación publicó una interesante nota sobre el también guanacasteco Parque Nacional Santa Rosa, donde se menciona que el bosque seco tropical está en vías de extinción, y que ya solo queda en el planeta, el 2 por ciento del área total. El Cerro El Morro es parte de ese 2 por ciento de bosque seco tropical del planeta.

La gran pregunta es: ¿Por qué no expropiaron en 1999, cuando el metro cuadrado valía 34 centavos de dólar, de acuerdo con el avalúo oficial? La gran respuesta es: porque los propietarios de estos terrenos son amigos de los administradores de turno y hoy exigen cientos y miles de dólares por metro.

Por ejemplo, el Cerro el Morro es supuestamente propiedad de un extranjero, quien aparentemente es muy amigo de nuestro presidente. Cabe suponer, pues, que no expropiaron en 1999 porque sabían que venía el "boom" del turismo y el furor de los rótulos For Sale… y porque estaban bien sentados incubando los huevos de oro.

El pequeño inconveniente es que los huevos de oro deberían ser del pueblo costarricense, para mejorar la calidad de vida de todos nosotros, para disfrute de las generaciones presentes y futuras; pero lamentablemente están en manos de una banda de inescrupulosos ligada a la clase política.

SEÑORAS Y SEÑORES DIPUTADOS: EL PARQUE BAULAS FUE BIEN CONCEBIDO, NO HACE FALTA NINGÚN NUEVO PROYECTO DE LEY. HACE FALTA QUE HONREMOS A NUESTRO PUEBLO, QUE HAGAMOS RESPETAR NUESTRAS LEYES, Y QUE PROTEJAMOS NUESTRO PATRIMONIO NATURAL.


BOSQUES NUESTROS
bosquesnuestros@gmail.com


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La amenaza de los árboles transgénicos

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Por Silvia Ribeiro*

Mientras que los cultivos transgénicos siguen siendo objeto de arduas polémicas y resistencias en todo el mundo, al tiempo que se acumulan cada vez más datos sobre contaminación, fallas de rendimiento, aumento de uso de agrotóxicos e impactos a la salud y el ambiente, nuevas amenazas se abren en el horizonte, con la presión creciente de las empresas para introducir árboles transgénicos.

El motor principal de la industria es producir materia prima más barata para papel y celulosa para etanol, a costa de aumentar los fuertes impactos que ya tienen los monocultivos forestales en el ambiente, los bosques, las comunidades indígenas, negras y campesinas.

Frente a esta presión, y en función de los potenciales impactos sobre la biodiversidad, la octava Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, que se reunió en Brasil en marzo de 2006, tomó una resolución donde se invita a los países a “aplicar el enfoque de precaución a la utilización de árboles genéticamente modificados”.

Pese a que la resolución es tímida, fue suficiente para que la industria movilizara sus baterías para prevenir por todos los medios que el Convenio avance hacia una recomendación más contundente en su próxima reunión en mayo de este año, en Bonn, Alemania.

Pero también las organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo se están movilizando activamente, y frente a la reunión del cuerpo técnico-asesor del CBD, que se acaba de reunir en Roma a mediados de febrero, 138 organizaciones de los países donde se están realizando investigaciones con árboles transgénicos, incluyendo ambientalistas, campesinas, indígenas y otras, suscribieron una carta abierta donde expresan sus principales preocupaciones.

En primer lugar, explican, este tipo de investigación se realiza para “consolidar y expandir un modelo de monocultivos de árboles que ya ha demostrado resultar en graves impactos sociales y ambientales en muchos de nuestros países”. Analizan a continuación los impactos que tendrían los diferentes tipos de investigación que se están realizando.

Las investigaciones que apuntan a lograr árboles de crecimiento más rápido significarán una absorción mayor de nutrientes del suelo, agotándolos más rápido, y al mismo tiempo un impacto más grave sobre el agua del que ya han demostrado causar los monocultivos de árboles.

La investigación para árboles manipulados genéticamente para resistir bajas temperaturas, con el objetivo de avanzar sobre regiones más frías y zonas más altas de montaña, erosionará nuevos ecosistemas y el sustento de comunidades en zonas que aún no han sido afectadas por los actuales monocultivos.

Los árboles con propiedades insecticidas, podrían resultar en la mortandad de una cantidad de otras especies de insectos no objetivo, con los consiguientes impactos sobre las cadenas alimenticias de la fauna local.

Los árboles con resistencia a herbicidas, implicarían impactos sociales y ambientales aún mayores, destruyendo flora y fauna local –en el lugar de la plantación y aledaños, ya que la fumigación necesariamente es aérea– y sobre la salud de los habitantes en esas regiones.

Finalmente, argumentan las organizaciones firmantes, los árboles manipulados para facilitar el procesamiento de celulosa, con menor contenido de lignina –componente que les da fuerza estructural a los árboles–, creará árboles débiles y enfermizos, que los hará susceptibles a daños graves al entorno, frente a tormentas y fenómenos climáticos cada vez más extremos.

A todo esto, hay que sumar el hecho de que la contaminación transgénica producida por el polen de los árboles puede alcanzar cientos de kilómetros y llegar a los bosques naturales ya que a diferencia de los cultivos agrícolas que se plantan por una estación, los árboles permanecen emitiendo polen durante décadas o siglos.

Por esta razón tampoco tiene sentido (sentido común, aunque sí en la lógica de lucro de las empresas) “experimentar” con árboles transgénicos, ya que la contaminación sería de un rango tan extenso, que los propios investigadores afirman que sería imposible intentar estudios de impacto ambiental, ya que la zona a cubrir sería imposible de abarcar.

Pero en la lógica perversa de las empresas, esto se podría “solucionar” agregando a estos árboles genes “Terminator” para que sus semillas sean estériles. De paso, justificar que se “legitime” esta tecnología suicida, abriendo la puerta para aplicarla también a las semillas agrícolas.

Científicos como la doctora Ricarda Steinbrecher, han mostrado que si en los cultivos agrícolas, esta tecnología nunca podría funcionar completamente (sumando entonces los problemas de la contaminación a los problemas de la esterilidad), en los árboles sería aún más riesgoso, porque nadie puede prever los cambios metabólicos y mutaciones que puede sufrir un árbol durante toda su vida, a causa de cambios en el clima, el suelo o el ecosistema, haciendo imprevisible como expresarán los árboles estos constructos genéticos.

Quizá lo más paradójico de esta nueva amenaza que nos quiere imponer las industrias de plantaciones y biotecnológicas, es que más de las tres cuartas partes del uso de papel que se produce con estos árboles, será para empaques y propaganda de las cadenas transnacionales, que no serían necesarios si se apoyara la soberanía alimentaria y el consumo local y descentralizado. Abordaremos este aspecto en un próximo artículo.


*Investigadora del Grupo ETC

(La carta citada y otros documentos se pueden ver en el sitio del Movimiento Mundial de Bosques)


Fuente La Jornada


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