Que nos llamen necios

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Por Manuel Morales Alpízar


Hemos decidido ser necios...

Hemos decidido dolerle al conformista, al derrotado y a la falaz comodidad del establishment... ser piedra y espina en el zapato del que pretende andarle por encima al abusado, al silenciado...


"¡Hijuep... más majaderos! Sepan perder, que ésto es una democracia..."


Usted lo ha dicho, ésto es una democracia, no es una mejenga, no es un juego de azar...

Es más que un simple partido lo que corremos el riesgo de perder.

Porque jugamos siguiendo las reglas, y ellos las flexionaron a su antojo y conveniencia... fueron juez y parte, fueron moderador y participante, tuvieron copia de las llaves del aforo y de la imprenta, mintieron a su antojo, entraron a la cancha con uno, dos, tres jugadores de más... y el árbitro? hmmm... el árbitro... es que ahora no se puede hablar del árbitro, no se le puede cuestionar, porque "ha sido, es y será por siempre imparcial y un adalid de nuestra democracia madura e intachable..."

Es que si no nos chupamos el dedo más gordo nos tiñen de rojo, no sé si por satánicos o comunistas, quizá por ambos... y nos da pánico y horror... si tomar una postura firme, así sea ante la trampa y la farsa, nos excluye de la idílica masa en la que le simpatizamos a Dios y al diablo juntos... y a La Nación S.A., of course...

Que me pinten de rojo, si les da la gana... que me pinten de amarillo, de azul, de blanco y negro o de cuadritos... seré del color que quieran verme, pero no voy a ser transparente...


"Qué incomodidad, qué incertidumbre, qué juventud... es que tienen corazón, pero les falta cerebro, montón de vagos..."


Recuerdo a todos los grandes hombres y mujeres de la historia; recuerdo a aquellos pueblos que hicieron cambiar al mundo y girar el timón... aquellos que no renunciaron a un mejor destino por querer sortear la tempestad, la incómoda, agotadora y riesgosa tempestad... se enfrentaron a ella, empaparon sus espaldas, agotaron sus piernas, corrieron el riesgo de atreverse a mejorar sus vidas y a tomar la píldora de la verdad... todos y cada uno de ellos fueron necios, así les llamaron y así les juzgaron, miles murieron por ello... por su necedad.

Que nos llamen necios por defender la verdad; por querer un país mejor; por negarnos a dormir en la anestesia de su hipocresía y de su conveniencia; por...; por...; ¡por favor!


¡QUE NOS LLAMEN NECIOS!


Quizá no muramos por ello, pero nos negamos a vivir sin serlo. Porque es muy poca la diferencia entre ser necios y necesarios...


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