Negociación del FEES: capitulación y entrega al Banco Mundial (II)

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Por José Luis Vega Carballo


A las anteriores victorias obtenidas en materia de financiamiento y administración presupuestaria por la alianza Arista-Bancomundialista en las negociaciones con las rectorías de las universidades públicas, habrá que agregar otra más y muy decisiva en el balance desfavorable para las instituciones educativas.

En efecto, si nos guiamos por lo pactado en el punto 7 de la sección final del acuerdos y si efectuamos una doble lectura crítica del mismo, lo que se aceptó, más allá de su inocente apariencia, son los lineamientos conceptuales y de aplicación de la estrategia denominada como “Neo-institucionalismo” por el Banco Mundial (BM); la cual transforma órganos del Estado como las universidades en apéndices de las fuerzas del mercado, en mecanismos para dar mayor satisfacción a los intereses y necesidades de las empresas privadas, en especial a las grandes corporaciones transnacionales instaladas en zonas francas y amparadas a los tratados de libre comercio (TLCs).

De ahí que las universidades quedaron comprometidas a: subir tasas de matrícula más allá de lo previsto (efecto de sobresaturación); reformar el sistema de becas (no se indica cómo); mejorar tasas de rendimiento y métodos de evaluación académica para reducir permanencia y aumentar graduaciones de acuerdo a necesidades del mercado laboral y empresarial (tampoco se indica cómo); estrechar vínculos con el sector productivo y con programas gubernamentales de ciencia, tecnología e innovación para bajar de la “torre de marfil” (queda por definir el cómo); procurar tener regímenes salariales uniformes sujetos a incentivos, indicadores calidad y desempeño de funciones (como en las empresas privadas) y no a aumentos automáticos (lo cual huele a régimen de “salario único”); lo mismo que atar esas y otras medidas a programación y fijación de metas en función de las cuales se harán las evaluaciones de logros.

No hace falta un gran esfuerzo para darse cuenta que, con esa sujeción radical de los aparatos universitarios a estilos gerenciales y criterios de gestión empresarial, se hace añicos, no solo la autonomía, sino además la libertad de cátedra universitaria; una meta perversa a la cual se unirá la aplicación de los sistemas internacionalizados de acreditación, sesgados hacia la uniformación, privatización y mercantilización de la enseñanza superior.

Clara quedó, pues, la hoja de ruta neoliberal y mercadológica a la cual deberá sujetarse el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) para su Plan 2011-2015. Con ello, las universidades primero fueron enmarcadas tal como lo explicamos en la parte I de este análisis, en el entorno estrujado de la política fiscal y tributaria neoliberal, y a cómo allí se piensa manejar la crisis sistémica a favor de las necesidades e intereses del sector financiero-bancario privado, que es el hegemónico dentro de la estructura de poder trans-nacionalizada. Y segundo, las rectorías fueron domesticadas y forzadas a ejecutar un operativo de reingeniería interna de sus estructuras de gobierno, administración, finanzas y enseñanza-aprendizaje en consonancia con una ideología de corte empresarial y de mercado, para que así las entidades se acoplen a un modelo de “universidad corporativa globalizada” ceñido a las necesidades e intereses del sector financiero y exportador, lo mismo que a los de la banca internacional. De esta manera le cerraron desde arriba y desde afuera el círculo de opciones de gobernanza a CONARE, por dentro y por afuera.

Habrá que esperar a ver cómo se traduce todo lo anterior a fórmulas operativas de aplicación interna
, o sea, a compromisos mejor especificados en la firma del convenio entre CONARE y gobierno, del cual este acuerdo es el preámbulo que abre el gran boquete. No seamos ingenuos: esta es la víspera que anuncia el día; y el diablo estará seguramente por perfilarse mejor en los detalles venideros que contendrá el convenio final pronto a firmarse. Pero desde ahora podemos ir diciendo, si el programa anterior se impone, que ha comenzado el desmantelamiento del modelo universitario autónomo y desarrollista, plasmado durante el siglo XX por figuras como Rodrigo Facio y Carlos Monge Alfaro. Si no hay una poderosa reacción en contra de lo pactado, habrá entonces que decir adiós a universidades públicas comprometidas con el país, con su desarrollo, con su modelo social y sus sectores menos pudientes. Adiós también a la autonomía universitaria, a la libertad académica y al pluralismo ideológico y cultural.

Por eso es buena hora para reiniciar la lucha por otro tipo de reforma universitaria, auto-generada y auto-dirigida por las mismas universidades, como han sido las anteriores reformas, y no impuesta por las fuerzas ajenas del gran capital trasnacional y la nueva oligarquía corrupta, que desgobierna el país en función de intereses elitistas y transnacionales. Ya veremos si triunfa la contrarreforma mercadológica en marcha impuesta desde afuera y desde arriba, o una auténtica auto-reforma, democrática y popular, acorde con las necesidades e intereses del desarrollo nacional y de las grandes mayorías sociales, la cual pronto deberá ser planteada y plasmada para detener la privatización y mercantilización total de nuestra educación superior.


Fuente Diario Digital El País

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