¿Referéndum? Imposición

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Por Luis Mata

La posibilidad que abrió el Tribunal Supremo de Elecciones con el referéndum para el mes de diciembre es una muestra más del desprecio que nuestra sociedad viene demostrando por los derechos de las minorías. No es la primera vez en la historia que el pensamiento liberal -que no solo es económica la cosa- ha de enfrentarse al conservadurismo religioso, que por dogmático, no admite argumento alguno; no conformes con condenarnos a fuegos eternos por no pensar como ellos y ellas, ahora quieren cosas más terrenales y preocupados por salvar nuestras almas pecadoras, han decidido solicitar un referéndum que salvaguarde lo que consideran como suyo; extraña contradicción con un principio básico del Cristianismo: el libre albedrío.

Determinar por medio de una votación cuales son o no derechos constitucionales de un sector de la sociedad es una forma de fascismo practicada en muchos lugares, especialmente en aquellos países en que se usa tal mecanismo para legitimar lo ilegítimo con el cuento de participación y democracia. El portillo abierto por el TSE es en mucho peligroso: Arias habló en contra de las minorías parlamentarias y tal parece que la coincidencia con cierto sector eclesial, no es solo en Sama, sino un poquito más allá.

Ahora bien; si existe un referéndum para establecer límites a los derechos de una minoría, cabe entonces la posibilidad de que de igual forma se haga con las otras minorías; que los blancos determinen mediante referéndum, cuales son los derechos de afroamericanos, autóctonos o chinos; que al ser la iglesia católica mayoría en Costa Rica, se haga un rereféndum que limite o regule lo que puede hacer o no la comunidad protestante o ya metidos en esas lides, que se establezca mediante tal mecanismo, quienes son minorías y quienes son mayorías; que se cierre el parlamento y que de una vez nos dejemos de cuentos y establezcamos un estado al mejor estilo talibánico, que lo confesional ya lo tenemos.

Para algunos y algunas practicantes no de fe, sino de fanatismo disfrazado de tal, el derecho a elegir no existe y lo que expresan las Sagradas Escrituras al respecto, habrá de reinterpretarse de manera que satisfaga la pequeñez de su pensamiento. Quienes critican el uso de medios de comunicación en otros países por parte de políticos que no gozan de sus afectos, no tienen problema alguno en subirse al púlpito y predicar exclusión, recetar hogueras eternas y manipular el respetable fervor religioso de una sociedad para satisfacer sus carencias e intereses.

Los Derechos Humanos no pueden ser sometidos a la voluntad de las mayorías; cuando tal cosa ha sucedido la humanidad ha enfrentado barbaridades que nos avergüenzan por igual a todos los y las habitantes del planeta tierra; desde la limpieza étnica en Bosnia, hasta los hornos nazis de la segunda guerra mundial, pasando por esclavitudes e ignominias que ocupan varios volúmenes adicionales a la obra del Maestro Borges; peor aun, escuchar la explicación del Magistrado Sobrado sobre el porqué se programa un referéndum sobre tal materia y además, se une a una votación para elegir alcaldes en todo el país, cuando tal cosa es inconveniente desde el más simple de los sentidos comunes.

Se banaliza lo que es realmente sagrado: el derecho que como sociedad debemos garantizar a cualquier minoría de ser respetada y tratada con igualdad,equidad y justicia en todo momento; se institucionaliza entonces la posibilidad de que una mayoría sin más razón que el fanatismo, imponga a un sector de la sociedad lo que considera bueno para sí; porque la clave de todo es eso: Imposición.



Fuente La Prensa Libre

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