Manipulación informativa y Golpe de Estado

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Por Carlos Salazar F*

La alianza de la oligarquía con la clase política tradicional, un amplio sector de la Iglesia Católica, el Ejército, los medios de comunicación y las transnacionales, que pierden poder sobre el oprimido pueblo de Honduras, desencadenó el domingo un Golpe de Estado, respaldado por medios internacionales y nacionales, como La Nación, en Costa Rica.

Desde poco después de las seis de la mañana de este domingo, la transnacional de la información en televisión por cable CNN-Español, retorció argumentos indefendibles para respaldar el Golpe y hasta recriminar al Presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, por llevar adelante una encuesta nacional, solicitada por 420 mil firmas de ciudadanos y ciudadanas, que la ley le permite.

En el mismo sentido, el editorial del Grupo Económico Nación S.A., del viernes 26 advirtió en el último párrafo: “Si, como resultado de esta situación, se rompe el orden constitucional hondureño, no habrá duda de que el propio Presidente ha sido el culpable. Confiamos en que aún sea posible evitarlo. Sin embargo, los hechos no generan optimismo”.

Eso lo resaltó al referirse a un posible Golpe de Estado, que ya caminaba con una precisión milimétrica desde hace varios días. Por ejemplo, amigos costarricenses en las ciudades de Tegucigalpa y Tela, que trabajan para empresas transnacionales fueron advertidos el jueves de “un posible Golpe de Estado que generaría desórdenes y hasta enfrentamientos callejeros”, por lo que debían estar preparados y comprar víveres para muchos días.

Al inicio del editorial de marras, sostiene Grupo Nación S.A. que Las pretensiones autoritarias del Presidente han generado una crisis extrema. Su testaruda irresponsabilidad ha cerrado casi todas las opciones de arreglo”.

“Si el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, tuviera reales convicciones democráticas, respetara las instituciones republicanas y deseara promover el desarrollo y la justicia en su país sobre bases responsables y sostenibles, nunca habría lanzado la peregrina iniciativa de intentar forzar, sin que la Constitución ni las leyes se lo permitieran, un ilegítimo “referendo”, claramente destinado a perpetuarse en el poder”.

Muy claro el mensaje de advertencia de lo que se avecinaría sobre el Gobierno Constitucional si no desistía en la idea de consultar al pueblo, sobre lo que quiere para el futuro de Honduras. Además, nótese que el editorialista escribió el título de “presidente de Honduras” con minúscula.

Sin embargo, este mensaje no era solamente del Grupo Nación S.A., era el mensaje de la unida oligarquía centroamericana, dueña de los medios de comunicación, que ya habían hecho coro para justificar y presionar a las primitivas y nada gloriosas Fuerzas Armadas de Honduras; un ejército no destetado del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que a su vez responde a los intereses económicos de las empresas transnacionales.

Si retornamos a las transmisiones de CNN, en las primeras horas tras el Golpe, observamos que presentaban el cintillo de “Golpe de Estado”, y poco después, cuando se hablaba de la designación del presidente de la Asamblea Legislativa como titular Constitucional de la República, cambió por el rótulo “Sucesión forzada en Honduras”.

Posteriormente, tras la designación del legislador Roberto Micheletti, un eterno y fracasado candidato a la Presidencia de la República, CNN y los pocos medios comerciales costarricenses que le dieron seguimiento a la información hablaban de cambio de mando en el orden que señala la Constitución, ante ausencia forzada de Zelaya Rosales.

Hoy el Grupo Nación S.A. en un nuevo editorial, que no merece comentario, afirma: “Sin embargo, y aunque parezca paradójico, el principal responsable de este grave y censurable golpe es el mismo presidente Zelaya. Los militares, los congresistas (incluidos los de su propio partido, el Liberal) y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, fueron sus ejecutores, pero su instigador y culpable original fue el mandatario destituido. La víctima fue también el victimario, propio y, peor aún, de su país”.

El mandatario costarricense Oscar Arias, tras condenar, en presencia del depuesto Presidente de Honduras, el Golpe de Estado, dijo que los civiles no pueden destituir a un Presidente Constitucional. ¿Qué teme Arias Sánchez? ¿Se cura en salud? ¿Qué está vislumbrando para no coincidir, esta vez, con sus socios políticos del Grupo Nación y las oligarquías centroamericanas?

En fin, los cambios que se están dando en Centroamérica benefician al pueblo, en momentos en que el neoliberalismo, en crisis y en franca derrota, camina hacia el despeñadero y trata con armas, respaldadas por los medios de comunicación de la oligarquía y las transnacionales, de evitar esa ruta.

El Golpe de Estado puede desencadenar la apertura de otra ruta favorable al pueblo con la derrota de esas fuerzas armadas y de quienes las embarcaron para defender intereses contrarios a la soberanía nacional de Honduras y los legítimos intereses de la mayoría de la población, sumida en la pobreza.


* Redactor elpais.cr


Fuente Nuestro País

Imagen El Roto


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