Por Msc. Maritza Salazar Pallavicini, docente e investigadora UCR
La Sala IV declaró inconstitucional el trámite por medio del cual se modificó el inciso 6 del artículo 78de la Ley de Biodiversidad del Tratado de LibreComercio con Estados Unidos -TLC- que obliga a unaconsulta a los pueblos indígenas.
La maquiavélica respuesta del ministro de Comercio Exterior Dr. Vinicio Ruiz, orquestada por algunos diputados traidores a sus raíces no se hizo esperar, eliminarlos de la consulta.
Los invito a frenar este trágico hecho histórico, ¿Cómo desconocer quienes son la semilla de esta
región, los originarios de Costa Rica, cómo no convocar a los representantes de nuestros ancestros, cómo eliminar a nuestros abuelos, cómo desconocer la raíz de nuestra vida, nuestra historia, nuestra raza?, esto es un matricidio, un parricidio.
La concupiscencia de la cultura lleva a la clase política al más vergonzoso suceso en los últimos quinientos años. Se trata de la violación a los Derechos humanos, al Convenio de la Organización Internacional del Trabajo, instrumentos de más alto nivel civilizatorio que con orgullo Costa Rica ha suscrito y defiende en todos los rincones de la Tierra.
Nuestros indígenas son los guardianes de la vida, de la creación, desconocemos su sabiduría, sólo sabemos lo establecido por nuestro pasado invasor, somos producto de esa mezcla dolorosa, pero hemos de resuscitar su aporte y su conocimiento.
El pueblo entero debe de escuchar con respeto la posición de los originarios de nuestro país. Sus tierras son sitio sagrado que albergan la biodiversidad primigenia desde el momento mismo de la creación, son plantas abuelas que están ahi desde antes de que nosotros llegaramos, por esos seres ancestrales luchan y no quieren que invasores violen sus lugares sagrados. Se resiten a mutar sus semillas, no quieren trasgénicos, la mezcla de especies animales y plantas constituye un acto violatorio a las leyes sagradas de su cultura.
La mezcla de semillas de tomate con pescado para dar resistencia a las plagas es tan solo un ejemplo desconocido por la mayoria de los costarricenses y para los indígenas se trata de la más espantosa trasgresión ya que La Fuerza de la Creación les dejó enseñanzas precisas para la preservación de la vida, de todas las especies, del urdimbre interpenetrado que conforma el ecosistema y, en sus danzas y cantos recuerdan que el ser humano es el encargado de cuidar y de perpetuar la biodiversidad, sin dañar, alterar ni eliminar ningún ser de la comunidad de vida existente.
Es una garrafal ignorancia y una soberbia cultural desconocer la sabiduría ancestral costarricense. Aprender que el pacto del humano desde el origen es ser los guardianes de la vida, esa es nuestra responsabilidad, conocimiento que se convierte en medicina oportuna para toda nuestra especie.
Eternamente danzarán y cantarán para recordar las redes de vida a la cual pertenecemos y, es responsabilidad humana repetir de generación en generación que lo más importante es la vida de todos los seres, ese debe de ser el compromiso de todos los que vivimos en esta tierra sagrada. Es deshonra de un Premio Nobel de la Paz violar los derechos humanos aborígenes. Demandemos Paz con los indígenas, paz con la naturaleza, coherencia e integridad.
Foto Angela Martin
El énfasis es nuestro
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