De pie y sin miedo

|



De pie y sin miedo

Por: Luis Paulino Vargas Solís


Ríos de buses descolgando alegres cantos desde sus ventanas; ríos de puños levantando la bandera del corazón tricolor; ríos humanos calle abajo en flujo tornasol infinito de colores y risas y cánticos y abrazos; ríos de fervor en promesa inclaudicable de lucha. Homenaje multitudinario a la sangre vertida, al sudor y el trabajo de los hombres y mujeres que construyeron lo mejor que este país tiene. Compromiso irrenunciable frente a las generaciones por venir que merecen un mundo basado en la justicia. Es domingo por la mañana, 30 de septiembre de 2007 en San José, Costa Rica. Sin duda, la manifestación popular más grande jamás realizada en la historia de este pequeño país nuestro. Es Costa Rica por media calle, de pie y sin miedo. Es el testimonio coral entonado festivamente por docenas de miles de voces, en tributo de amor por la patria.

Del Movimiento del No para el mundo. Ratificamos una vez más nuestra opción por la vida, nuestra vocación de paz y nuestra capacidad para construir desde la libertad más plena. Libertad que nace de la vivencia de lo plural y lo diverso; del diálogo ciudadano maduro y autónomo; de la apropiación de nuestras propias vidas a través de la implicación responsable y solidaria en los asuntos de nuestra comunidad y nuestro pueblo. Ser individuo libre y, al mismo tiempo, individuo que en el abrazo se prolonga y se trasciende a sí mismo, construyendo solidaridades que acercan, aspiraciones compartidas en búsqueda de un mejor país para la gente de hoy; de un mejor futuro para los que aún no han nacido.

Permanecen cerrados los pesados cortinajes de las mansiones amuralladas de la oligarquía. Con temor, apenas si se atreven a hurgar furtivamente. Trémulas sus papadas de gula, los plutócratas angurrientos se preguntan: ¿Pero en qué momento pudo ocurrir esto? Porque “esto”, bien que lo saben, es realmente grave. Grave para ellos y sus privilegios y su voracidad y su rapiña. Porque nunca en la historia de Costa Rica se había dado un proceso tal de organización popular. Así tan libre y autónomo; tan deliciosamente plural y diverso; con tal capacidad expresiva; con tal desborde de creatividad. Creatividad en todo sentido: intelectual, artística, argumentativa, organizativa, comunicacional, propositiva. Se les salió de las manos. Y lo peor es que seriamente arriesgan que el país mismo se les salga de las manos. Y serán entonces otras manos –las manos solidarias de esta ciudadanía políticamente madura- la que, en adelante, tomen el control de los destinos de Costa Rica.

Apostarán a una última carta. Y suponiendo que les quede el mínimo de sensatez para no llevar a cabo alguna maniobra suicida –que, en su desesperación, bien podrían intentarla- esa carta es la del dinero. En ese sentido vienen enfilando su artillería pesada. Ya no simplemente los torrentes de dólares destinados a la publicidad, cuyo provecho resulta a estas alturas harto discutible. Serán los millones de dólares para el soborno y la compra de votos. O, finalmente, y no quedándoles de otra, el propósito expreso de manipular la votación, de intentar el fraude.

Los del No jugamos limpio y con las cartas en la mesa. Es así porque simplemente somos gente que se ha organizado porque le nació organizarse, por imperativo de madurez política, responsabilidad ante la historia y amor a la patria. Y sin duda, esta ciudadanía madura quiere ganar limpio. Pero, desde luego, no somos gente ingenua. Y precisamente porque tenemos clara la significación patriótica de esta lucha, tampoco querremos meter la cabeza en la arena intentando eludir la realidad. Y la realidad es que el sí ofrece hoy una mezcla explosiva: la de la avaricia sin límite con la de la desesperada ansiedad que provoca el peligro de ser derrotados. Esto es simplemente peligrosísimo y, justo por serlo, demanda que los del No tengamos especial prudencia y cabeza fría y que seamos implacables en nuestra vigilancia y escrutinio.

El 7 de octubre el destino de Costa Rica se juega con cada voto y en cada mesa de votación y frente a las oficinas mismas del Tribunal Supremo de Elecciones. Es nuestro deber no permitir ninguna, absolutamente ninguna irregularidad. Por las buenas, tenemos grandes posibilidades de ganar. Por las malas pueden birlarnos el gane. Y es del caso que en eso han estado sistemáticamente. Con memorandos siniestros e infames; con estrategias del miedo; con la presión y el chantaje sobre trabajadores y trabajadoras en las grandes empresas; con la utilización de recursos públicos para sobornar y comprar conciencias. Nada permite dejar de pensar que no lo volverán a intentar el propio día de la votación. Es nuestro deber impedirlo.

En su momento habrá que hacer un balance de lo logrado. En sus bases, el movimiento es de una riqueza alucinante. Ahí late un poder transformador simplemente formidable. Al nivel de las dirigencias nacionales aún no hay plena claridad de lo que esto entraña. El referendo impuso, por imperativo de realidad, un cierto grado de centralización en la toma de decisiones. Ello puso a prueba a tales dirigencias y ha dado testimonio de que, en efecto, no en todos los casos se ha logrado construir respuestas a la altura del movimiento ciudadano de base. Esto deberá ser discutido posteriormente, sobre todo porque la derrota del TLC debería abrir un proceso de refundación que, sin embargo, es tan complejo como lo es el propio Movimiento del No. Este ha desbordado ampliamente a sus dirigencias. Estas, por su parte, aún están necesitando un esfuerzo inmenso de reconstrucción ética y política.


El énfasis es nuestro

Fuente: Argenpress


0 comentarios:

 

©2009 Sin pelos en la lengua... NO AL TLC | Template Blue by TNB