Guanacaste ¿cuál desarrollo?

• Lo que otrora eran cerros con parches de bosque secundario en crecimiento donde prodigiosa madre natura regeneraba los árboles de ñambar, guapinol, mora, ron ron y cocobolo, y los congos y otras especies de la fauna guanacasteca encontraban su nicho para volver a repoblar la zona; hoy, los únicos congos que observan el daño ocasionado son las casas de lujo y condominios que pululan por los cerros como abejones de mayo.

Por Ing. Quírico Jiménez M.*

Hace algunas semanas leía con desazón el interesante artículo publicado en el Semanario Universidad por mi amigo Eduardo Ramírez Flores bajo el título: "Desarrollo turístico con poco control. Auge constructivo amenaza el ambiente en Guanacaste".

Grata sorpresa que un verdadero guanacasteco denuncie una realidad que pocos quieren ver y escuchar, pues el lamentable "desarrollo" que experimenta esta provincia está matizado de dudas, sinsabores, falta de planificación, amenaza al ambiente, carencia de planes reguladores, intereses económicos, culto a la inversión extranjera, incumplimientos, falta de controles, uso indebido de los recursos naturales y en muchos casos evasión de impuestos, entre otras lindezas. Muchos medios periodísticos nos han brindado información sobre estos temas.

Guanacaste sufre hoy, lamentablemente, las consecuencias de una falta de planificación, pues como lo menciona el señor Ramírez "Toda la región muestra un desaforado proceso constructivo, en el que se quiere aprovechar cualquier espacio, sin importar sus condiciones topográficas, por lo que es común ver el tractoreo de empinadas laderas, cerros y márgenes de cauces".

Los invito a leer también el artículo de Javiera Gutiérrez en La Nación del 16 de junio bajo el título "Las caras del crecimiento" donde menciona lo siguiente: "...De un momento a otro, los caminos de Guanacaste se llenaron de baches, los ríos y las playas se comenzaron a contaminar y las montañas se atiborraron de edificios...".

¡Qué locura!, -pobre Guanacaste-, pues esta falta de planificación ha condenado a la provincia que yo conocí, -nos guste o no-, a la contaminación, a la deforestación, al caos ambiental. Por esto duele mencionar que por un lado se publica y se da a conocer con bombos y platillos el aumento de la cobertura forestal en la provincia, después de perder el 100% de sus impresionantes bosques primarios, y hoy se quiere tapar el sol con un dedo tratando de disimular la corta de árboles y bosques secundarios en las zonas de protección con fuerte pendiente y en las orillas de los ríos y las quebradas.

Lo que otrora eran cerros con parches de bosque secundario en crecimiento donde prodigiosa madre natura regeneraba los árboles de ñambar, guapinol, mora, ron ron y cocobolo, y los congos y otras especies de la fauna guanacasteca encontraban su nicho para volver a repoblar la zona; hoy, los únicos congos que observan el daño ocasionado son las casas de lujo y condominios que pululan por los cerros como abejones de mayo.

Cambiamos primogenitura por un plato de lentejas. Lo extraño es que se burlen de los lineamientos estipulados por nuestra Ley Forestal que prohíbe el cambio de uso del suelo de bosque a otras actividades. ¿Tendrá más fuerza entonces poderoso señor don dinero que la protección de los bosques?.

Y pensar que en la actualidad también se discute un proyecto de ley en la Comisión de Turismo de la Asamblea Legislativa que busca construir en los riscos, en especial los cercanos a la playa y bajo la tutela de la Ley de la Zona Marítimo Terrestre.

Recordemos que Guanacaste es la provincia más seca de nuestro país y que el agua no solo es vital para la vida de los guanacastecos, sino que además está moviendo toda esta "desplanificación" acuñada con billetes verdes.

¿Porqué muchos inversionistas primero compran los terrenos dejando cada vez a los ticos sin sus tierras y luego construyen sin pensar en los servicios básicos como el agua y otros servicios?, y lo peor es que luego los exigen como si los municipios, -responsables de esta anarquía-, tuvieran una varita mágica para extraer el agua, a veces solicitada hasta para regar canchas de golf y dejando sin el líquido a las comunidades.

Algún guanacasteco se ha preguntado a ¿dónde irán a parar todas las aguas residuales (negras y jabonosas) provenientes de estas lujosas construcciones?. Me gustaría saber la respuesta a esta elemental pregunta. De hecho, públicamente emplazo para que se sirvan contestar (a lo mejor muchos les están aplicando un buen tratamiento, mientras que otros -lo desconozco- las desfogan a las quebradas, ríos y el mar).

Si los guanacastecos y las autoridades competentes no piden cuentas, entonces las pido yo, pues las implicaciones en la salud y en el ambiente, en el futuro cercano podrían ser catastróficas.

¿Hasta cuándo soportará el guanacasteco de estirpe y el sabanero orgulloso la voracidad de una inversión extranjera beneficiosa para pocos pero quizá perjudicial para muchos?. O será que me equivoco y el verdadero Guanacaste es menos pobre hoy que hace tres años?. Quizá el tiempo nos dé la respuesta.

Lo paradójico del asunto es que los costarricenses no aprendemos pues por el mismo camino que hoy transita Guanacaste, ya circulan el Pacífico Central y el Pacífico Sur, uniéndose además al caos que la misma falta de planificación ha causado en el Valle Central.

¡Pobre Costa Rica!. Nuestros abuelos decían que "a pellizcos se mata un burro" y hoy parafraseando ese refrán este amante de mi país y de la provincia de la pampa les dice que "a pellizcos se vende un país al mejor postor".

Lamentablemente seguimos cayendo en la trampa de los mercaderes que pretenden con dinero comprar lo que nuestros antepasados con trabajo, sudor y honor nos legaron. ¡Qué tristeza!.

*Ex diputado.

Fuente Informa-tico.com

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