El referéndum es del pueblo, por el pueblo, para el pueblo

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Este comunicado es de "Convergencia Patriótica", el grupo de ciudadanos encabezado por José Miguel Corrales, a quienes el TSE autorizó la recolección de firmas para que TODOS podamos decidir sobre este TLC mediante el referendo por iniciativa ciudadana.


El referéndum es del pueblo, por el pueblo, para el pueblo

El 25 de agosto del año anterior, un grupo de ciudadanos y ciudadanas, agrupados en la Convergencia Patriótica y preocupados por la polarización prevaleciente en el país con relación al TLC, a instancias del Lic. José Miguel Corrales, presentaron en el Salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa la propuesta para realizar un Referéndum Consultivo al TLC ( ver abajo documento justificando tal petición) .

A ese evento, únicamente se hizo presente el diputado Ronald Solís del Partido Acción Ciudadana. Mientras tanto, el Presidente de la República, el Presidente de la Asamblea Legislativa y la mayoría de los diputados insistían que "el referéndum al TLC había sido las elecciones de febrero del 2006" pese a que el TLC no se había debatido, no fue tema de fondo en la campaña pues el candidato Oscar Arias lo rehuyó permanentemente.

El Tribunal Supremo de Elecciones pocas semanas después rechazó la petición de Referéndum Consultivo, lo que en lugar de desanimar a la Convergencia Patriótica, preocupada por la importancia de la consulta, interpuso la petición del Referéndum Vinculante que tampoco fue del agrado de diputados y mucho menos del Poder Ejecutivo. Sorpresivamente el 12 de abril, el TSE aprobó que la consulta popular se llevara a cabo.

Fue entonces, cuando el Presidente Arias que en todo momento se había opuesto al Referéndum, que 2 días antes todavía estaba dando declaraciones que tenía los votos en la Asamblea y luciendo un oportunismo descarado presenta un Decreto Ejecutivo para llevar a cabo la consulta.

Fue en forma extemporánea, porque sólo en sesiones ordinarias podía presentarse tal petición, así se lo advirtió el Lic. Corrales al Presidente de la Asamblea Legislativa, Francisco Antonio Pacheco, pero acostumbrado como está el Presidente de la Asamblea Legislativa a irrespetar no sólo a sus compañeros diputados, sino más grave saltándose a la torera todos los procedimientos y contando para ello con la complacencia de de sus correligionarios, hizo caso omiso a tal advertencia y dio curso al Decreto Ejecutivo para someterlo a votación el 23 de abril.

Si la petición surgió de la acción popular, si fue la tenacidad y persistencia de respetables personas la que consiguió la aprobación por parte del TSE de llevar a cabo la colecta de firmas y un proceso transparente, esta maniobra vino a enturbiar el proceso que está orientado a fortalecer la democracia participativa.

El Ejecutivo en complicidad con el Legislativo, con esta acción irrespeta y anula la inciativa de los ciudadanos y ciudadanas; ello empaña el proceso al extremo que no se dé la concurrencia necesaria ni se tenga la acogida que tuvo el Referéndum de iniciativa popular.

"Primeros en tiempo, primero en derecho" Pero, ¿cómo hacer efectivo el derecho adquirido si 11 días después de la histórica decisión del TSE, éste aún no hn entregado las hojas para recoger firmas?

Dos poderes del Estado usurparon lo que consiguió el pueblo y vienen a prostituir la institución del referéndum poniendo en peligro el masivo apoyo popular que tuvo la iniciativa a instancias de los ciudadanos y ciudadanas que la solicitaron.

"¡Queremos firmar y queremos un referéndum sin manipulaciones de ningún tipo!" es lo que piden las organizaciones sociales, es lo que pide el pueblo, es lo que reclama la decencia de este proceso y de todos quienes apoyan esta iniciativa.

Ya el Tribunal Supremo de Elecciones licitó y ordenó la impresión de los formularios para recoger las firmas; por ello, como correponde al orden de las acciones, es el Referéndum Popular, el que llegó primero y el que debe llevarse a cabo cumpliendo con los requisitos que establece la ley y dejar el Referéndum solicitado por el Ejecutivo acumulándose como manda la ley.

Cuanto antes inicie la colecta de firmas, como lo establece la Ley de Referéndum, mejor, porque así será el pueblo soberano el que ejerza el derecho conquistado, la consulta tendrá el respaldo necesario, la transparencia y la democracia costarricense serán triunfarán sobre las componendas, el temor y el oportunismo.


CONVERGENCIA PATRIÓTICA

Lic. José Miguel Corrales Bolaños
Lic. Juan Rafael Rodríguez
Lic. Rufino Gil Pacheco
Alvaro Montero Mejía
Graciela Blanco Martén
Julieta Dobles Izaguirre
José Miguel Iglesias Vargas
Rodrigo Jiménez Vega
Freddy Pacheco León
Fernando Soley Soley
Cristián Tattenbach Iglesias
Flora Fernández
Alvaro Montero Mejía
Carlos Alberto Campos
José Calvo Fajardo
Laura Pérez Echeverría
Julio Jurado del Barco
Ana María Quirós
y 200 firmas más



La hora de la verdad y de la paz

Nuestra Costa Rica, ha sido un país muy especial, donde desde que se recibió la noticia que seríamos independientes de España, se tomó con la paciencia y la mesura que requería un evento tan relevante. La imperecedera frase "esperar a que se aclaren los nublados del día" marcó indeleblemente la inclinación del pueblo costarricense a la prudencia y la paciencia como partes esenciales de la vía costarricense para hacer las cosas.

La gran tradición cívica costarricense, se inicia con don Juan Mora Fernández, nuestro primer jefe de Estado que es un maestro y no un militar, que supo dar forma a un estado donde el pensamiento y no la fuerza decidirían el porvenir.

Esa forma de tomar decisiones en el momento apropiado, nada tiene que ver con la pasividad o la renuncia de ideales. Fue Juanito Mora quien en 1856 hizo un llamado inminente a los costarricenses cuando dijo: "¡Compatriotas! a las armas! Ha llegado el momento que os anuncié", demostrando que somos un pueblo que cuando llega el momento oportuno tiene valor para resolver sus asuntos.

El ex Presidente Ricardo Jiménez decía que en nuestro país para lograr que algo funcionara debía hacerse "a la tica, sancochado en nuestro propio fuego de leña de café y servido con nuestra salsa".

La abolición del ejército, nos evitó desperdiciar recursos en mantener una inútil milicia, y en su lugar nuestros esfuerzos se encaminaron a la educación y la salud de las mayorías, alcanzando con ello niveles de bienestar comparables a los de países grandes y con mayor desarrollo.

Con el sacrificio de varias generaciones llegamos a tener para orgullo del país, obras magníficas como el ICE que alumbró y comunicó al país de mar a mar y de frontera a frontera. Con la creación del Banco de Seguros y luego del INS, el país protegió a los costarricenses de las adversidades mercantiles, industriales, agrícolas y personales; cubriéndolos adecuadamente ante la adversidad y siendo una industria netamente nacional. Hoy es la más desarrollada del área.

Nuestra democracia solidaria ha demostrado ser exitosa. Sí hay cosas por mejorar, ese es el reto permanente de la humanidad. No es destruyendo lo que se ha construido, como se consigue el progreso.

La forma hermética y secreta en que se "negoció" el Tratado de Libre Comercio, al extremo que nuestro "equipo negociador" dijo no podían revelar la estrategia, privó al país del conocimiento oportuno de lo que estaba en juego, algo más que un acuerdo comercial.

Esta actitud se agrava con la firma apresurada el texto negociado. Para mayor sorpresa de la ciudadanía la Comisión de Asuntos Internacionales, el recinto parlamentario que por excelencia debe ser de debate e intercambio, se ha convertido en una camisa de fuerza que una vez más priva a los costarricenses de manifestarse libremente.

Prueba de la afirmación anterior, es que la Comisión de Asuntos Internacionales no ha dado audiencia a sectores de ciudadanos de la sociedad civil que legítimamente la han solicitado como Costa Rica Solidaria, UNDECA y al señor ex Vicepresidente de la República Lic. Germán Serrano Pinto, quien es una autoridad en materia de seguros y ocupaba el cargo de Presidente Ejecutivo del INS durante la negociación.

Y a nosotros, simples ciudadanos costarricenses, ¿cuando tendremos la oportunidad de opinar y discutir sobre el TLC y de que se nos escuche?

La instancia de una consulta popular mediante el Referéndum Consultivo, es la única posibilidad de dar una salida pacífica a la discusión del TLC y lograr la paz antes que la violencia comience. Es esa una de las razones por las cuales la Conferencia Episcopal, reconociendo que la decisión final recae en la Asamblea Legislativa, recomendó hacer antes la consulta popular.

Durante la pasada campaña, quien hoy ostenta el cargo de Presidente de la República, sólo fue favorecido con el voto de 1 de cada 4 costarricenses y se negó sistemáticamente a debatir el tema en campaña. Pero además un abstencionismo del 35% del padrón es algo que no puede ignorarse.

La peligrosa polarización que vive el país, obliga a escuchar al pueblo. No hacerlo, nos aparta de la vía costarricense para resolver las diferencias mediante el diálogo y el entendimiento.

La reciente encuesta realizada por CID-Gallup y publicada la semana anterior por La República, viene a poner en evidencia que un 61% de la población adversa el TLC, sin embargo una minoría, favorecida por la fortuna, es la que pretende imponer el Tratado que vendría a cambiar para siempre nuestro país al sustituir un modelo solidario por uno en el que de manera eufemísitica habla de "sectores perdedores", pero no dice cómo se les apoyaría para que salgan adelante.

Detrás de los "sectores perdedores" hay personas que quedarán desempleadas, perderán sus tierras o empresas, serán desplazadas, migrarán o se morirán de hambre como ha sucedido en México. ¡Llamemos las cosas por su nombre!: este es el capitalismo salvaje del que nos hablaba SS Juan Pablo II.

La política es ciencia de realidades, ignorarlas y anular el sentir popular es poner en peligro la paz social y el entendimiento que nos han caracterizado. Es importantísimo señalar que la oposición al TLC ha rebasado a las organizaciones sociales y sindicales. Insistir en reducir a "grupúsculos de delirantes y trasnochados quienes se oponen al desarrollo y al progreso defendiendo privilegios", es otro grave error.

Desde las Universidades hasta la Defensoría de los Habitantes. Desde las instituciones más severamente perjudicadas con el TLC como son el INS y el ICE hasta sectores productivos como el cooperativista y el agrícola, han manifestado públicamente sus serias preocupaciones por lo negociado en este Tratado.

A ellos debemos sumar a los ambientalistas que dejaron de ser "quienes se preocupaban por sembrar árboles o cuidar animales a velar por la supervivencia de la especie humana", como lo señala acertadamente nuestro querido Alfonso Chase. Los pequeños y medianos empresarios y muchos otros sectores que integran la base de la democracia económica también están inquietos y desean tener mayor información y discusión transparente.

Los premios Magón y el sector cultura se han manifestado públicamente y han señalado inquietudes con relación a este TLC. De igual forma, animados por doña María Eugenia Dengo, doña Hilda Chen Apuy y don Eugenio Rodríguez Vega en sus cartas y recados, los docentes estudiaron el TLC y una vez más se dan cita con la historia y también externan serias preocupaciones con el Trato Nacional que podrían recibir instituciones de educación privadas y extranjeras.

Tanto los grupos que se oponen al TLC como quienes defienden el Tratado, debemos tener la oportunidad de ser tomados en cuenta. ¿Cómo va a ser que en una democracia, una minoría pretenda imponer su criterio con relación al Tratado aduciendo que "tiene la mayoría" si no es así?

Lo que está en juego en este momento no es si tendremos celulares más baratos o pólizas de vida más amplias. Es convertirnos en una república bananera que exporta agua embotellada, cacao, azúcar y frutas e importa toda la comida.

Con el TLC negociado, sin una agenda de desarrollo en discusión, podríamos terminar importando toda la comida subsidiada, nuestros agricultores arruinados. Hasta quienes exportan saben que el dinero no se come. La seguridad alimentaria es parte de esta discusión y se ha eludido en todo momento.

Hoy los costarricenses tenemos el derecho y la obligación de manifestarnos en una u otra forma sobre el destino de nuestro país. No convocar un Referéndum Consultivo representará un costo político para el gobierno que será altísimo. Las movilizaciones probablemente comenzarán pequeñas, nunca un gran movimiento comienza grande, pero irán creciendo a medida que el pueblo entre en calor.

El costo económico superará el de las protestas del año 2000 que obligaron al gobierno a retroceder con el Combo. ¿Es necesario llegar tan lejos hoy que contamos con la posibilidad de trocar la democracia representativa por la participativa? ¿No es mucho más positiva y productiva la consulta popular o llamada al Referéndum Consultivo?

Ni el Presidente de la República ni los y las Diputadas están facultados a decidir por la gran mayoría en un asunto tan relevante. Demos cauce libre a las aguas de la democracia y no les impongamos diques que harían saltan en mil pedazos nuestra convivencia pacífica.

¡Esta es la hora de la verdad y de la paz!
25 de agosto del 2006.

Nota: La negrita es nuestra.

Tomado de La voz del pueblo



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