Mónica Baltodano: “Nicaragua no debe volver a aceptar dictaduras”

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Por Gloria Picón Duarte


La mayoría de los guerrilleros connotados que lucharon contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, en la década de 1970, está “totalmente excluida de los actuales procesos oficiales”, afirma Mónica Baltodano, ex comandante guerrillera, quien hoy presenta la obra en tres tomos Memorias de la lucha sandinista.

De entrada aclara que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), al que ella perteneció, nada tiene que ver con el partido que hoy controla el presidente Daniel Ortega Saavedra.

Baltodano advierte que los nicaragüenses no deben aceptar más atropellos a la democracia, “porque si los aceptamos, se vienen afianzando poco a poco formas dictatoriales de gobierno que a la larga van a volver a exigir luchas de todo tipo, incluyendo la violencia para acabarlos”.

La obra de la ex guerrillera será presentada hoy en el Instituto de Historia de la Universidad Centroamericana (UCA), a las 6 de la tarde.

Hace 11 años, Baltodano comenzó a entrevistar a personajes de la lucha guerrillera para reconstruir esa etapa histórica, que culmina en 1979 cuando el pueblo de Nicaragua insurreccionado bota a la dictadura somocista.

En el libro aparecen entrevistas con 94 personajes, además de los resultados de una investigación que realizó la autora.

Un personaje que nunca pudo entrevistar para esta obra fue Daniel Ortega Saavedra, quien hoy es prácticamente el dueño del FSLN. Según Baltodano, lo invitó varias veces a un programa de radio, pero éste nunca llegó, aduciendo falta de tiempo.


¿En alguna parte de la obra aborda el tema de cómo es tratada la imagen de Carlos Fonseca hoy?


El libro está centrado en los años de lucha contra la dictadura, no introduzco polémicas de hoy. Eso será otra obra. Pero, para mí, el Frente Sandinista que conmueve, apasiona por el desprendimiento de los muchachos que formamos parte de ese Frente Sandinista y que estábamos dispuestos a dar hasta la vida, y que es el de Carlos Fonseca, no es el de hoy.

No existe posibilidad alguna de relacionar ese Frente Sandinista con el frente orteguista que hoy tenemos. No existe desde el punto de vista de honradez intelectual, honradez política y ética; esto es otra cosa, no existe, por eso mi exaltación es a ese Frente Sandinista que fue, no a lo que es.


¿Cree que hay algo rescatable de ese Frente Sandinista que fue?

Los ideales, los principios, los valores, la programática que es totalmente vigente, porque muchos de los planteamientos que elaboró Carlos Fonseca se siguen reclamando, porque todavía hay injusta distribución de la riqueza, hay discriminación de las mujeres, no somos plenamente soberanos desde el punto de vista de política exterior, todavía hay una mayoría de los nicaragüenses que no cuenta con los derechos esenciales, y desde ese punto de vista podemos decir que hay innumerables sandinistas fuera de las estructuras y aún dentro, sobre todo en las bases del sandinismo, que mantienen vivos esos ideales. Por eso yo aspiro a que la reflexión sobre la historia contribuya al relanzamiento de nuevas luchas, con nuevos instrumentos, con nuevas formas, porque no estamos en tiempos de lucha armada.

Creo que hay luchas que hacer, ideales que abrazar y yo espero que los jóvenes, en las lecturas de esos testimonios encuentren no sólo ideales por los que luchar, sino lecciones que extraer y pistas sobres las nuevas formas de lucha.


¿Dónde está la mayoría de actores que luchó en esa revolución?

La mayoría está totalmente excluida de los actuales procesos oficiales, algunos están en organismos no gubernamentales, otros en sus casas haciendo nada, muchos decepcionados, desencantados y otros que seguimos en actividades políticas.

Las nuevas generaciones, que son la mayoría (70 por ciento de la población tiene 30 años), esa gran masa de jóvenes que no fue partícipe de esa lucha, que la conoce porque sus padres se la han contado, viven en una situación de perplejidad, de pérdida de referente, de pérdida de ideales, pérdida de figura. A mi juicio, están en búsqueda de sus propios cauces para hacer las transformaciones sociales, pero tienen que estudiar la historia, no rechazar la historia sólo porque algunos de los partícipes la traicionaron. No por ello hay que desechar la historia, porque la historia es un conjunto de rupturas que tiene continuidad; y de la historia hay muchas lecciones. No hay que repetir los errores del pasado y para eso hay que conocer la historia.


¿Qué errores deberíamos evitar?

Nicaragua no debe volver a aceptar dictaduras, no debe volver a aceptar atropellos a la democracia, porque si los aceptamos, se vienen afianzando poco a poco formas dictatoriales de gobierno que a la larga van a volver a exigir luchas de todo tipo, incluyendo la violencia para acabarlos.


¿Qué pasó con los ideales que una vez tuvieron las personas que ahora están en el gobierno?

La conciencia está siempre determinada por los intereses, si tus intereses son individuales, de enriquecimiento, de poder, vas a terminar convirtiéndote en parte del poder opresivo y eso le puede pasar a cualquiera, incluyendo a gente que estuvo dispuesta a dar la vida por la libertad y eso ha ocurrido en todas partes del mundo.


¿Qué tan difícil fue realizar la investigación, tomando en cuenta que cuando inició esta obra todos los actores ya estaban en diferentes aceras?

Todos los actores, aún aquellos con los que yo tenía diferencias evidentes desde el punto de vista político, aceptaban gustosos la invitación al programa; incluso en la época reciente (2008-2009) todos accedieron a darme la información. Para mí fue una muestra de confianza, de que yo no estaba haciendo una obra para manipular los hechos históricos, para acomodarlos, para favorecer a ninguna posición política contemporánea o actual. Hice un esfuerzo responsable y ético de presentar a los actores y los hechos de la historia, tal como ocurrieron, independientemente de la posición política que ahora ocupe.


¿Hubo alguna exclusión?

No. No saqué a nadie. Por ejemplo, Edén Pastora es un héroe en el asalto al Palacio y eso no se puede borrar. Después se fue a la contrarrevolución y trabajó con la CIA; no podés negar lo que pasó, sólo por que ahora está en una acera y luego en otra.

La obra es una especie de muestrario que refleja los distintos espacios, momentos, sectores sociales y vertientes políticas de donde provienen los luchadores contra la dictadura, que para mí no son exclusivamente del Frente Sandinista, porque había actores que no venían del Frente Sandinista y que son grandes luchadores.


¿Menciona personajes que han quedad en el anonimato?

Hay personajes que son héroes vivientes, como por ejemplo David Blanco, que es comandante guerrillero pero que jamás lo habían entrevistado durante los 10 años de la revolución. Es uno de los pocos que sale de la montaña y regresa a la montaña a seguir en la lucha. También está Víctor Urbina, uno de los campesinos que acompañó a Carlos Fonseca un día antes de su muerte; Eulalio, el campesino integrado a los sindicatos del Partido Socialista y que pasó al Frente Sandinista, a participar en Pancasán, en Zinica. Hay muchos héroes anónimos a los que represento con una buena parte de los entrevistados.


Fuente: La Prensa, Nicaragua


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