Dragado en el San Juan: reales motivos

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Por
Guillermo Quirós Alvarez (*)


La primera mitad del siglo XIX fue un incesante esfuerzo de los inmigrantes europeos por conquistar las amplias praderas el centro y oeste de la Unión Americana, atraídos en buena parte por el oro californiano. El negocio del transporte de tal migración masiva, así como el suministrar bienes a quienes iban y venían a los nuevos territorios, impulsa al millonario neoyorquino Vanderbilt a establecer la ruta del tránsito, iniciando por San Juan del Norte (nica), terminando por San Juan del Sur (tico); no sin antes atravesar el limítrofe río y los territorios ticos del tercio sur del lago Cocibolca.

Las gloriosas batallas navales de nuestro ejército al mando del capitán Blanco, no solo rompieron la logística militar filibustera, sino que asentaron nuestra soberanía en aquellos territorios, entregados luego ingratamente en el tratado de límites Cañas-Jerez, lo cual es motivo de su fusilamiento dos años después. El detalle de la narración internacional de las batallas y su estrategia militar permite advertir que la profundidad del río en su antigua desembocadura nica, sea, a la altura de San Juan del Norte, era de tal magnitud que los barcos de calado oceánico que salían desde Nueva York lograban atravesar esos 60km sin dificultad. De ahí que las negociaciones para un canal interoceánico debieran incluir un acuerdo tripartito, que impulsaba Vanderbilt con sus socios comerciales Mora y Cañas.

Las condiciones geográficas en la ribera Caribe de la ruta del tránsito sufren una modificación drástica en 1859, cuando una tormenta tropical precursora de Juana (1988) altera la morfología costera y obliga al río a desaguar el 90% del caudal por un brazo entonces secundario –el río Colorado – en suelo tico, partiendo en dos la mayor isla de nuestro país –Calero- en el extremo del Caribe Norte. Tal condición geográfica es elemento técnico fundamental para darle luz verde a Panamá en su gestión canalera pocos años después (1879).

Adelante de la jugada. La evolución histórica de su frontera sur, incluyendo el reciente fallo de La Haya, permite ahora al gobierno nica entender que, dragando el antiguo lecho que lleva las aguas mayoritariamente provenientes de la red hídrica norte de Costa Rica e induciendo un nuevo comportamiento hidrodinámico, podrán lograr que el rio vaya naturalmente tomando y ensanchando el viejo cauce y facilite así, a sus políticos de turno, hacer un buen negocio internacional.

Advertido así el pueblo costarricense es de esperar a que nuestras autoridades diplomáticas vayan adelante de la jugada y no cometan los serios errores que nos han hecho perder en el pasado inmediato hasta 50.000km2 de territorio genuinamente tico a manos de los colombianos en la misma región caribeña (1976).


*Oceanógrafo



Fuente: Diario Extra


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