- El presidente llegó con horas de retraso a la cita, pero los campesinos se retiraron del lugar
- Los marchistas piden cita al Ejecutivo para hoy; no hay respuesta de la Casa de Nariño
El diálogo pactado para este domingo entre el presidente Álvaro Uribe e indígenas de todo el país, en Cali, fue cancelado porque el mandatario se negó a acudir al lugar de la cita propuesto por las comunidades étnicas, que recorrieron a pie un centenar de kilómetros en el suroeste de Colombia con el objetivo de reclamar la restitución de tierras, fin a la violación de sus derechos humanos y diálogo de paz con los guerrilleros colombianos.
Un día después de que al menos 20 mil personas –el diario El Espectador ubicó la cifra en 40 mil– terminaron una marcha por los departamentos Cauca y Valle del Cauca, Uribe argumentó razones de seguridad para no presentarse en el Centro Administrativo Municipal de Cali.
Representantes de Uribe sugirieron que el encuentro se realizara en los estudios de Telepacífico para que las conversaciones fueran transmitidas por la emisora oficial del gobierno y en la página de Internet de la presidencia; el lugar tiene una capacidad máxima para 350 personas.
El diálogo estaba previsto para horas de la mañana, pero los representantes de las comunidades originarias esperaron hasta la una de la tarde en las instalaciones municipales. Cuando los representantes de las comunidades originarias comenzaron a abandonar el sitio, el gobernante llegó sorpresivamente a la zona del Centro Administrativo Municipal, pero la gente no detuvo su retirada, según la versión del periódico El Tiempo en su página web.
Rodeado de escoltas y funcionarios auxiliares, Uribe subió a un puente peatonal cerca del lugar de la cita y megáfono en mano trató de llamar la atención de los campesinos que se retiraban rápidamente y quienes en algunos momentos respondieron con rechiflas.
En el recinto preparado para el diálogo, la silla de Uribe quedó vacía. Daniel Piñacué, cabeza de la marcha, dijo que el esfuerzo realizado en los últimos días era muy grande para retirarse sin un resultado claro.
La marcha hacia Cali –470 kilómetros al suroeste de Bogotá– fue convocada la semana antepasada después que estallaron protestas contra el gobierno por la problemática agraria y éste envió a la fuerza pública para tratar infructuosamente de desmantelar la movilización indígena y desbloquear caminos en diferentes regiones del país, pero particularmente en el departamento del Cauca, cerca de la frontera con Ecuador. La acción gubernamental arrojó un saldo de decenas de heridos y al menos dos muertos.
Los indígenas, que tras marchar durante una semana se alojaron en la Universidad del Valle, informaron por medio de sus delegados que volvieron a citar a Uribe para este lunes en el estadio Pascual Guerrero de Cali, según versión del sitio en Internet del diario El Tiempo, pero hasta el cierre de esta edición, la Casa de Nariño no había respondido al respecto.
El sitio de Internet de la presidencia no informó sobre lo sucedido en Cali, aunque desplegó extensamente información y reacciones sobre la fuga del legislador Oscar Tulio Lizcano, que pasó ocho años secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
La cobertura internacional de los hechos en torno a la reunión pactada fue desplazada por el fin del cautiverio de Lizcan.
A pesar de que la marcha a Cali –llamada Minga Nacional de Resistencia Indígena– concluyó el sábado, para este lunes se espera la llegada de trabajadores cañeros del departamento de Valle del Cauca, que han estado en huelga desde el 15 de septiembre; Uribe ha tratado de mediar en este conflicto, pero sin resultados hasta ahora.
Feliciano Valencia, miembro del Consejo Regional Indígena del Cauca, calculó que para este lunes habrá unas 50 mil personas en Cali, la capital de Valle del Cauca, entre indígenas y cañeros.
Valencia dijo que si no se logran dialogar con Uribe en Cali o si no alcanzan acuerdos con el mandatario, entonces la Minga seguirá hasta Bogotá.
Los representantes indígenas acordaron el viernes pasado presentar ante Uribe una agenda de cinco puntos que plantea respeto a los derechos humanos, derogar leyes que atentan contra la integridad territorial, laboral y cultural de los pueblos originarios, incluida la cancelación del tratado de libre comercio con Estados Unidos, ya negociado, pero en espera de aprobación en el Congreso estadunidense.
Otro punto de la agenda es la entrega de 200 mil hectáreas que los indígenas consideran como parte de su herencia ancestral.
El viernes, al dar a conocer la agenda, los indígenas en marcha habían previsto pedir a Uribe que buscara el diálogo de paz con la guerrilla, un asunto que hasta el año pasado fue parte de los temas a tratar con los insurgentes, junto al tema de los secuestrados.
Según El Tiempo, un informe de la Procuraduría colombiana identificó algunos obstáculos para la entrega de tierras a indígenas, que incluye la negativa de los actuales ocupantes a ponerlos en venta al gobierno (para trasladarlos luego a comunidades originarias). Otros impedimentos son la oposición de administraciones municipales y comunidades negras y el alto costo de los predios.
Fuente La Jornada
Foto: La silla de Uribe quedó vacía. (ONIC)
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