Por Anacristina Rossi
Hay tardes en octubre en que la lluvia cesa y asoman unos tímidos rayos de sol. El pavimento mojado y los verdes feraces de pronto se iluminan. Dan ganas de caminar, de recobrar ese mundo que emerge en una tregua entre dos aguaceros.
El 7 de octubre pasado la vida nos regaló una tarde así en San José. Por esa tarde sin lluvia en que las cosas sonreían me encontré caminando hacia el Hotel Costa Rica. Las cosas me sonreían pero los recuerdos no. Era el aniversario del horrendum, como lo llama Ana María.
El 7 de octubre será siempre para los costarricenses un día de corazón pesado. Aniversario de tantas violaciones a nuestra democracia que hoy la patria sangra. La desaparición de la separación de poderes. El fraude mediático y el irrespeto a la tregua. Padilla de CNN pasando como noticia la opinión de un “gran experto” que repetía que, si no ganaba el SÍ, Costa Rica iba a un abismo. Y la televisión tica pasando esa “noticia”. Las fotos en primera plana de Susan Schwab, diciendo lo mismo.
Mientras tanto, los senadores y congresistas demócratas afirman lo contrario, pero aquí esas noticias no se transmiten. Y unos meses antes, la Sala Cuarta declarando constitucional un TLC espeluznante que le impedirá al gobierno, sí señores, oigan bien, subsidiar nuestra agricultura para consumo interno, obligándonos a comprar la comida en un mercado mundial al alza.
Caminando pensaba también que los promotores del TLC presionan al PAC con las tácticas del memorando Casas Sánchez mientras Guatemala pierde 230 mil empleos. Debería darles vergüenza.
Pero eliminé esos sombríos pensamientos y llegué al Hotel Costa Rica con felicidad. Era una tarde hermosa y no solamente porque había sol. Fue una tarde hermosa porque dimos el primer paso para revivir la alianza contra este régimen hipócrita e irresponsable. Sí, revivir la alianza que logramos con el NO pero ir mucho más allá, bien cargados de paciencia, de tolerancia y de alegría.
Y allí estábamos. Dando el primer paso por una Costa Rica nueva o de nuevo solidaria. Una Costa Rica limpia, digna, donde la plata se reparta, donde no haya necesidad de violencia, donde se produzcan de nuevo arroz y frijoles y maíz. Una Costa Rica con valores profundos que no sean los del consumismo y la apariencia. Una Costa Rica que ame la naturaleza.
Para lograrlo, tres cosas. La primera y principal es no atacarnos entre nosotros. El adversario es sólo uno.
La segunda es dejar claro que Eugenio Trejos convoca pero no es el candidato. Es la maravillosa gente que forma esta alianza la que escogerá sus líderes. Pero después. Lo primero es trazarse un programa concreto compartido por todos. Y aprender a negociar.
La tercera es que los “egos políticos” deben dejarse de lado. La importancia personal que todos llevamos encima debe dejarse también.
Esta unión no es por un nombre o una figura. Es por Costa Rica.
Fuente Diario Extra
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