Población sufre por efectos de químicos de las fumigaciones

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  • Bananeras y piñeras en Pococí
  • En un recorrido por comunidades las personas denunciaron que las avionetas fumigadoras riegan los químicos sobre escuelas y caminos.


Por Javier Córdoba Morales

Niños y niñas expuestos a agroquímicos, avionetas fumigadoras que sobrevuelan escuelas y barreras forestales inexistentes. Esa es la situación que viven varias comunidades del cantón de Pococí que viven rodeadas de fincas bananeras y piñeras.

De boca de los más preocupados, y de los menos temerosos, UNIVERSIDAD realizó una amplia visita a las poblaciones de La Teresa, Nájera, Ticaban y La Rita, para ver de cerca las situaciones denunciadas que ponen en riesgo la salud de gran cantidad de personas.

Al adentrarse en el cantón de Pococí, más allá de la pujante ciudad de Guápiles, la gente de la escuela de La Teresa fue la primera en describir lo peligroso que les resulta la convivencia con las bananeras cercanas.

La maestra Rosibel Jiménez, tiene ocho años de trabajar en La Teresa, y asegura que en los últimos tiempos, las fumigaciones de las fincas cercanas, algunas de la empresa Banacol, han afectado la salud de sus alumnos y la suya de forma importante.

"Yo llego a abrir el aula a las 6 de la mañana, y desde esa hora empiezan a pasar las avionetas; pasan por encima de la escuela y dejan todo cubierto; mi carro muchas veces ha quedado rociado de líquidos y polvos de la fumigación", comentó.

La "niña" Rosi, aseguró que las fumigaciones se dan a horas distintas, y no solo pasan por la escuela, sino que también rocían los caminos que utilizan los niños para llegar a sus clases.

Al preguntar a los infantes sobre qué sucede cuando pasa la avioneta cerca de los lugares donde se encuentran, las respuestas de unos eran espontáneas; otros bajaban la mirada porque saben que no deben hablar mal del lugar de trabajo de sus padres.

"Yo salí a jugar y pasó la avioneta, me cayó el veneno y me dio picazón", dijo uno de los pequeños.

"A mí me enchilan los ojos y me da dolor de cabeza. Una vez me vomité. Pero me dieron una pastilla y se me quitó", comentó otro.

Mareos, dolores de cabeza y estómago, problemas respiratorios, ardor en los ojos, picazón en la piel, así fueron desfilando los síntomas que cada persona enumeraba de sus experiencias.

El agua de las pozas cercanas, también recibe su dosis de químicos; pero los niños no parecen tener obstáculo para bañarse y jugar en sus ratos libres.

"Yo paso por ahí en la bicicleta, y me queda una cosa babosa en los aros", afirmó un estudiante.

La maestra no se escapa de los síntomas, ya que padece de problemas en la piel producto de esta exposición a los químicos.

"Aquí las aulas son abiertas (no tienen vidrios en las ventanas) y cuando fumigan entran los olores o la deriva (residuo que arrastra el viento) de la fumigada. Los niños están expuestos cuando se meten a trabajar a los bananales con sus padres, juegan con las bolsas que cubren los racimos (que están tratadas con insecticidas) o los fumigan hasta afuera de sus casas, que están pegadas a las fincas", indicó Jiménez.

Al transitar los caminos que llevan a la escuela; es fácil ver los racimos de banano casi al borde del camino; separados de la calle por unos cuantos árboles; que en algunos casos ni siquiera existen.


COMUNIDAD ENFERMA

Varios kilómetros de lastre, entre incontables extensiones de piña y banano, la comunidad de Ticaban también vive en medio de dolores de cabeza, diarreas y abscesos en la piel.

Al igual que en la escuela de La Teresa, en Ticaban los niños se mostraron muy reservados para hablar; y aunque aquí el problema no es con las avionetas, los vapores y la deriva de la fumigación que arrastra el viento afecta a muchas personas.

Según la conserje, quien no quiso dar su nombre, la comunidad tiene muchos problemas con el suministro de agua, la cual no pocas veces sale contaminada. Luego mostró varios brotes y erupciones en la piel de su hija.

"No sé si son piquetes de insectos o si es el agua, en el EBAIS le mandaron una loción pero no le hace mucho", comentó.

El doctor Marco Calderón, del EBAIS de Ticaban, explicó a UNIVERSIDAD que desde hace algunos años ha aumentado la incidencia de dermatitis, diarreas y tuvieron casos de leptospirosis (ver nota "EBAIS").

Maria Emilia Montiel y Thelma Shou, quienes integran el Comité Cantonal de Salud de Pocicí, formado por gente preocupada por este problema, mostraron la ubicación del pozo y el tanque que abastece a gran parte de la comunidad: la tubería está en una propiedad colindante, y el tanque se encuentra en medio del bananal, donde está expuesto a la fumigación.

Las integrantes del comité aseguran que la avioneta que fumiga sobre las plantaciones del Grupo Acón, también lo hace sobre los "cuadrantes", grupos de casas en los que viven la mayoría de pobladores de la zona.

A pesar de que la Cámara de Productores de Piña presentó meses atrás sus compromisos ambientales, en esta comunidad aún se quejan de la molesta y abundante mosca, que afecta al ganado y a las personas.


¿Y LA BARRERA FORESTAL?

En la comunidad de Nájera, la escuela de Las Mercedes está rodeada por tres fincas bananeras y una piñera; por lo que debe soportar las derivas y vapores de las fumigaciones. A veces la avioneta derrama líquido sobre las instalaciones de la institución.

Así lo denunció la maestra Karen Rodríguez; quien afirma que los desmayos de los niños producto de la exposición a los químicos, son casi diarios.

"Los niños llegan al borde del desmayo a la escuela, sufren de fuertes dolores de cabeza y a otros les empiezan a temblar las manos. Cuando llegan a la escuela hay que sacudirles los químicos de encima y es un problema que vivimos todos aquí", comentó Rodríguez.

Esta educadora manifestó que la situación es muy delicada, pues no pocas veces debe dejar a su grupo de alumnos en el aula para correr hacia la clínica con algún enfermo, lo cual podría meterla en un grave problema si al niño le sucede algo más grave.

Como es común en las escuelas de la zona, las aulas en Las Mercedes no tienen ventanas, pues el clima hace imposible tener una instalación cerrada, por lo que cuando la avioneta pasa, la explosión a los químicos es directa, ya sea que la persona se halle dentro o fuera de las instalaciones.

Guadalupe Chavarría, otra de las maestras, confirmó los dolores y mareos que viven sus alumnos, lo mismo que el personal docente; pues afirma que las fumigaciones se dan a cualquier hora.

"Aquí hay momentos en los que no se puede estar, siente uno la garganta seca, los ojos como que se le pegan, la nariz seca, ganas de vomitar, y de estar pegado al tubo de agua", describió Chavarría.

Esta docente indicó que han conversado con personal de las fincas cercanas, y algunas como la piñera San Carlos, y la finca San Alberto, han mejorado en la aplicación de los químicos; pero otras como la finca "Roxanita", ha empeorado la situación al cortar la barrera forestal.

Esta última, propiedad de la Standard Fruit Company, se ubica al frente de la escuela de Las Mercedes y pudimos constatar como fue cortada una importante barrera forestal que protegía a la escuela de recibir los agroquímicos que el viento arrastra.

En todas las comunidades que UNIVERSIDAD pudo visitar, se comprobó que la barrera forestal de 30 metros que debe dividir las fincas bananeras de los caminos y propiedades colindantes, es prácticamente nula.

Esto a pesar del decreto 34202 firmado por el presidente Óscar Arias el 21 de mayo del 2007, el cual reforma el reglamento para las actividades de aviación agrícola del 2003.

Antes de la reforma, el reglamento estipulaba que las fincas debían tener "zonas de amortiguamiento" para reducir la deriva de por lo menos 100 metros desde la orilla de la finca; pero la nueva disposición permite que la barrera sea de solo 30 metros, según un nuevo criterio técnico.

Las especies en esta barrera deben ser preferiblemente nativas, y de una altura mayor a las de la plantación. Si la línea de aplicación del químico es perpendicular a la barrera forestal, esta deberá ser de 40 metros.

Además, las empresas deben considerar que el viento no exceda los 15 kilómetros por hora, que la temperatura no sea mayor a los 29 grados centígrados y que la humedad relativa sea superior al 70%.

A pesar de estos ajustes, son pocas las fincas que cumplen con la regulación y siembran su producto hasta la orilla de los caminos y propiedades colindantes.

Estas normas también están contenidas en un documento llamado "Manejo de la deriva en las aplicaciones aéreas de plaguicidas en fincas con zonas de amortiguamiento", publicado por la Comisión Ambiental Bananera de la Corporación Bananera Nacional (CORBANA).

Sergio Laprade, representante de CORBANA en la comisión, aseguró que la barrera forestal no es siempre necesaria, si se trata de caminos internos en las fincas, o si la aplicación se hace de forma manual, lo cual no está regulado.

Admitió estar enterado de la situación en la escuela de Las Mercedes, y que la situación ha sido corregida. Agregó que brindará mayores detalles en una entrevista pactada con este Semanario para la próxima edición.


"ENGAÑO A LOS CERTIFICADORES"

Carlos Campos, quien coordina el Comité de Salud de Pococí, al que se han integrado casi 300 educadores de diferentes localidades, aseguró que esto es un problema de mal manejo en las prácticas agrícolas y de responsabilidad social de las empresas.
Es por eso que presentarán una "disconformidad ciudadana" ante las empresas certificadoras que dan el aval a muchas de estas fincas para comercializar su producto en Estados Unidos y Europa.

"Los vamos a acusar porque están incumpliendo la ley y están afectando a la población. Al hacerlo, también están engañando a las certificadoras y a los compradores del producto en el extranjero", criticó Campos.

Campos mostró a UNIVERSIDAD "hojas de manejo seguro" que usan las compañías para aplicar cada producto. Uno de estos es el Dithane, el cual según esta hoja produce irritación de los ojos, dermatitis, irritación de nariz, garganta y pulmones.

"A altos niveles ha causado defectos de nacimiento en animales de prueba, parálisis de patas traseras y un aumento de atrofia retínica asociada con la vejez (ceguera). Ha ocasionado tumores en la tiroides en animales de prueba…", dice el documento sobre el producto.

En el Liceo de La Rita, el director Arturo González manifestó su preocupación pues a 300 metros del colegio ya se prepara un terreno para la producción de piña, donde antes se sembraba teca.

"Me preocupa que haya contaminación en los mantos acuíferos, esta es una zona con muchas nacientes. También la plaga de moscas, que hemos visto de aquí en comunidades cercanas. No queremos que se pierda el equilibrio ambiental del lugar", comentó González.


"SE DEBEN APLICAR SANCIONES"

Al conocer los detalles de la visita de UNIVERSIDAD, la Ministra de Salud, María Luisa Ávila, remitió la información a la doctora Floribeth Fallas, especialista en el tema, y al director regional de Pococí.

Ávila comentó que CORBANA se ha reunido con las autoridades de salud para mostrar los esfuerzos en esta materia, donde han mostrado que fumigan con helicópteros, sistemas de posicionamiento satelital y con bitácoras que establecen los horarios de la fumigación.

Sin embargo, aseguró que el Ministerio de Salud investigará los distintos casos y girará las órdenes sanitarias necesarias, si se detectan las anomalías, como se ha hecho en otros sitios. Recordó que mucha de esta regulación debe ser supervisada por el Ministerio de Agricultura.

Respecto de la exposición de tantos infantes a las sustancias químicas, la ministra afirmó que es necesario hacer conciencia en los padres para que no los lleven a las fincas y alejar las escuelas de las zonas de fumigación.

"Muchos niños almuerzan con sus papás dentro de las bananeras, se bañan en los canales de riego, juegan dentro de las bananeras o acompañan a sus padres a aprender el oficio. Entonces requerimos acciones más amplias: las escuelas deben estar más separadas de los sitios, y contar con zonas de juego adecuadas", manifestó.

"El problema realmente es muy complejo, ya que para regresar a sus casas deben atravesar estas zonas. Por supuesto, con esto no quiero decir que no se debe o puede hacer algo, pero sí es complejo e incluye la acción de muchas instituciones", añadió la jerarca.


Fuente Semanario Universidad
Sección PAÍS. Edición 592. Año XII


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