Carlos Chirinos, Caracas
- Un fantasma reaparece en las aguas del Mar Caribe. Cincuenta y ocho años después de desmantelada, la Cuarta Flota de la marina estadounidense vuelve a conformarse para manejar las operaciones en el hemisferio sur de América.
Ahora reaparece y muchos se preguntan el por qué. Algunos no tienen dudas al responder: para controlar a Venezuela, principalmente.
Pero también a Bolivia, Nicaragua y otros países de la región con gobiernos identificados como izquierdistas y potencialmente "incómodos" para Washington.
En EE.UU. se asegura que es un ajuste operacional sin intenciones agresivas para mejorar la capacidad operativa en el combate al narcotráfico, manejo de desastres naturales y trabajos de cooperación.
"No tenemos miedo"
Esas explicaciones no han convencido en la mayor parte de América Latina.
El anuncio no ha caído bien porque recuerda a muchos los tiempos del intervencionismo militar directo estadounidense.
Incluso quienes no profesan posiciones "antiimperialistas" a ultranza reconocen que es una señal preocupante.
En Cuba, Fidel Castro aseguró en uno de sus editoriales que la Flota sirve "para sembrar el terror y la muerte, pero no para combatir el terrorismo y las actividades ilícitas".
El presidente de Bolivia, Evo Morales, calificó como la Cuarta Flota "de intervención" al grupo reactivado y afirmó que será un mecanismo de agresión.
Tampoco gustó en Brasil ni Argentina, países que dejaron claro que manifestarán su inconformidad oficialmente ante Washington.
Y en el país que es el supuesto destinatario del "gesto" estadounidense, Venezuela, el presidente Hugo Chávez aseguró estar tranquilo. "Nos amenazan con la cuarta flota. No les tenemos miedo".
La revolución en la mira
Sin embargo en el análisis de muchos, Chávez y su revolución bolivariana son la razón del regreso de la Cuarta Flota.
"El imperialismo estadounidense está exponiendo su forma de hacer política exterior, usando la Fuerza Armada, lejos del diálogo" aseguró a BBC Mundo el Teniente Coronel Héctor Herrera Jiménez, presidente del Frente Cívico Militar Bolivariano, una organización integrada por militares en retiro alineados con el proyecto "chavista".
Para Herrera "no se trata de nada bueno, nada amistoso" pero afirma que desde el Sur del continente no existe una amenaza que justifique la reactivación del grupo.
"No hay razón (...) excepto amedrentar acorralar y hacer una demostración de fuerza innecesaria", afirma Herrera, para quien "Estados Unidos está haciendo guerras de sombras, con ellos mismos".
"Yo no sé contra quién van a luchar esos portaviones. Aquí no hay enemigos contra ellos", aseguró Herrera, a la vez que niega que lo que define como los "gobiernos progresistas" de la región sean una amenaza para los intereses estadounidenses.
Ajuste operacional
"El que no la debe no la teme", dijo a BBC Mundo el Vicealmirante Rafael Huizi Clavier, presidente del Frente Institucional Militar, organización integrada por oficiales retirados opuestos a la llamada revolución bolivariana.
"Como militar yo no tendría por qué preocuparme. Ahora si yo ataco a Estados Unidos, lo confronto y lo declaro enemigo podría pensarse de otra manera. En la nueva doctrina militar bolivariana el enemigo declarado de la revolución es los EEUU".
Sin embargo Huizi no considera "que sea una provocación, pudiera ser un toque de alerta", aunque reconoce que "en el fondo hay un mensaje a Chávez".
"Algo debe estar viendo los EEUU que llevó a reactivar esta flota (...) Está el tema de la guerrilla, los vínculos entre el gobierno de Venezuela, y otros gobiernos con las FARC. O el tema de las relaciones con Irán" enumeró Huizi.
Pero para Huzi existe una razón operativa fundamental que lleva a la reactivación de la Cuarta Flota en aguas suramericanas: la pérdida de presencia militar estadounidense en el sur del continente.
En los últimos años, cada vez menos países acceden a participar en maniobras militares conjuntas con EE.UU. o enviar oficiales a capacitarse en academias del norte, lo que, según Huizi, resta capacidad operativa e influencia a los militares estadounidenses en la región.
Esquema disuasivo
Desde el Comando Sur, que dirige las fuerzas militares estadounidenses en América Latina, se afirma que la Cuarta Flota no tendrá naves asignadas y que sólo se sumarán 30 puestos al grupo de 120 personas que conforman el equipo del puerto de Mayport, donde estará basada.
Los portavoces militares estadounidenses subrayan que la reactivación de la flota no implica un cambio de estrategia que signifique una amenaza para nadie en la región.
"No es una amenaza militar pero si es un esquema disuasivo" aseguró a BBC Mundo la analista en temas militares Rocío San Miguel.
San Miguel afirmó que no necesariamente ese esquema implica escenarios conflictivos porque "la disuasión puede significar simplemente una exhibición de fuerza, un mensaje que quiera darse".
Asegura que el sistema de relaciones interamericanas hace difícil que se produzcan aventuras militares unilaterales como las que ha realizado EE.UU. en otras partes del mundo.
Pero reconoce que "hay un mensaje de contenido geopolítico en el marco de un reordenamiento en el hemisferio americano".
"El Mar Caribe está adquiriendo dimensiones particulares desde el punto de vista del narcotráfico y además con las diferencias entre Colombia y Venezuela", explicó San Miguel recordando la reciente crisis militar que puso a Venezuela al borde de un choque con Colombia, el principal aliado estadounidense en el continente.
Nada es garantía
La Cuarta Flota podría servir para advertir a posibles enemigos tanto como para tranquilizar a los aliados en un momento de necesidad.
Por eso Rocío San Miguel afirmó que "el estado venezolano tendría que valorar si está comprometido el territorio, la población o el sistema político por el emplazamiento de la flota" para determinar si ese "mensaje geopolítico" es potencialmente agresivo.
En todo caso San Miguel afirma que "la capacidad de intervención estadounidense no requiere de la presencia de la IV Flota para materializarse en una hipótesis de conflicto".
Y la historia respalda su apreciación porque en el último medio siglo no ha hecho falta la Cuarta Flota para que EEUU realizara intervenciones militares en la región.
No hizo falta para las intervenciones producidas antes de la Segunda Guerra Mundial, y no hizo falta despúes: en 1968, con la invasión de República Dominicana; en 1983, para la invasión de Granada; o en 1989 cuando fue invadido Panamá.
Así que si la reaparición de la Cuarta Flota no debe entenderse necesariamente como una amenaza, su ausencia demostró no ser garantía suficiente para América Latina.
Fuente BBC Mundo
El énfasis es nuestro
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