Por Marco Tulio Araya
Cuando alguien no puede descifrar las letras se le llama analfabeto y en no pocas ocasiones es motivo de escarnio porque no puede leer un rótulo o una carta. Esa deficiencia en la formación le hace la vida difícil en un mundo de personas alfabetizadas.
Si los efectos del analfabetismo se quedan en la esfera individual o familiar el problema no es tanto pero si el analfabeto tiene poder y toma decisiones como ha ocurrido con no pocos dictadores en nuestra América Latina, entonces si que se agrava la situación y afecta a toda la sociedad porque el analfabeto impone y aplica su visión de mundo "iletrado" a las personas que tienen un panorama más amplio.
El caso se vuelve crítico cuando el analfabeto que impone y tiene poder ignora que lo es y con arrogancia exhibe por el mundo el título de doctor o las medallas más altas de la clase militar.
El analfabetismo en su concepción más amplia toca otras áreas que no tienen que ver con las letras. Por ejemplo, alguien puede saber leer y escribir pero es analfabeto en computación. También está el que sabe leer, escribir y maneja un carro pero irrespeta las señales de tránsito, ese es un analfabeto funcional porque de nada le sirve su formación para la vida.
En Costa Rica tenemos un caso crítico de un doctor que es analfabeto en asuntos ambientales y lo grave es que tiene poder. El doctor Oscar Arias es en este momento el mayor analfabeta de Costa Rica en asuntos ambientales y se lleva el premio del mayor porque tiene el poder, el segundo es irónicamente el Ministro del Ambiente y energía Roberto Dobles, porque comparte el poder y lo trata de imponer.
Después de ellos existen una gran cantidad de doctores, masters, licenciados, bachilleres que también son analfabetos ambientalmente porque desconocen el funcionamiento de la naturaleza o de un ecosistema. Lo escalofriante es que son los encargados de preparar leyes y aprobar proyectos y las hacen basados más en el poder que en el conocimiento.
Veamos dos ejemplos de analfabetismo ambiental:
El más reciente fue aprobar la explotación minera a cielo abierto en Crucitas de Cutris, que utilizará explosivos para aflojar la roca dura a 80 metros y más de la superficie y la lixiviará con cianuro, en una zona de alta precipitación y gran biodiversidad a pocos kilómetros de un extenso Parque Nacional como es el Indio Maíz y del depósito de agua dulce más grande de Centroamérica como es el rio San Juan.
Con solo conocer las tres primeras letras (el abc) de las empresas contaminantes cualquier persona (alfabetizada en asuntos ambientales) rechazaría este tipo de industria minera porque en todos los lugares donde operan solo desastres ambientales y sociales han dejado.
El otro ejemplo, también recientes, es la propuesta en el Proyecto del Recurso Hídrico de eliminar las sanciones penales existentes en la legislación vigente para quién destruya el bosque y realice construcciones ilegales en las áreas de recarga acuífera y demás áreas de protección. Esto significa desconocer las tres primeras letras (abc) del funcionamiento de las únicas fábricas de agua dulce que hay en la naturaleza.
Aparte de estos dos ejemplos hay muchísimos otros donde se demuestra la absoluta ignorancia en temas ambientales de las y los que ostentan el poder.
Posiblemente muchos líderes mundiales, personalidades y presidentes de países amigos de Costa Rica donde han prohibido la minería metálica por desastrosa, se estarán preguntando ¿qué le estará pasando al Doctor Oscar Arias que está permitiendo la explotación minera en un país tan lindo y verde como Costa Rica? ¿Cómo es posible que el Doctor Arias se contradiga impulsando la reforestación pero quiera desproteger la producción de agua que es el recurso más preciado que tiene Costa Rica?
Muchos de nuestros campesinos y campesinas eran y son analfabetos porque desconocen las letras pero son más que doctores, son sabios en materia ambiental, ellos y ellas deberían ser llamados como asesores del actual presidente que es un doctor, ambientalmente analfabeto.
23 Mayo 2008
El énfasis es nuestro
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