Por Leda Astorga Mora
Escultora costarricense
El CowParade es un movimiento artístico internacional. Fue creado en Zurich, Suiza, en 1998, por el señor Walter Knapp bajo el siguiente concepto: artistas locales decoran vacas realizadas en fibra de vidrio de tamaño natural; luego son expuestas por varios meses en el centro de las ciudades. Terminada la exhibición son subastadas, y el 70% de las ganancias (es donado a organizaciones sin fines de lucro.
En Costa Rica este proyecto es convocado por Vallas y Gigantografías de Costa Rica y por la Municipalidad de San José. Las vacas se exhiben en este momento en San José.
Primero
Inicio estas reflexiones señalando que tengo mucho que agradecerle al CowParade. Me ha puesto a meditar profusamente acerca de cómo es la sociedad en la que vivo en este momento, sobre sus estructuras de poder, sobre el arte en general y sobre la responsabilidad que, como ciudadana y como artista, me corresponde.
El concepto general de este proyecto me parece interesante. Me atraen los resultados de los proyectos en los que los artistas podamos interpretar, desde muchas perspectivas, un mismo objeto.
Sin embargo, deja de parecerme interesante, cuando leo el punto 5 de las Bases, el cual dice: No está permitido integrar logotipos corporativos ni anuncios comerciales dentro del diseño, (esto me parece correcto) así como temas políticos ni religiosos. Esto último no me parece bien, siempre he pensado que cuando al arte se le ponen límites y restricciones ya no nos encontramos frente a él, sino frente a otro tipo de expresiones.
En este caso pienso que nos encontramos frente a un proyecto publicitario y de artesanía artística. Ésta pone su énfasis en el diseño, el trabajo manual y el tratamiento pictórico entre otros, para producir obras de carácter decorativo. Menciono lo de publicitario, porque aunque supuestamente esto no está permitido, ví vacas anunciando a la empresa Dos Pinos.
Segundo
El CowParade es presentado como un evento de arte público. Al unir el punto anterior con éste, considero que se trata de una exposición de artesanía artística de carácter privado, pues Vallas y Gigantografías es el propietario de las vacas participantes en una muestra que se realiza en espacios públicos, lo cual no la hace, automáticamente, un evento de arte público.
Considero que ambos temas son muy diferentes y sería muy oportuno reflexionar sobre ellos en otro momento.
Por ahora sólo mencionaré que la ciudad, como todos lo sabemos, ya no es un lugar tranquilo y accesible para el encuentro y la comunicación ciudadana. Los espacios públicos como plazas, calles, avenidas, parques y otros, han perdido calidad como puntos de encuentro comunal.
La ciudad crece en un entorno físico conflictivo y hostil, incómodo e inseguro, despersonalizado, donde se acentúa la hegemonía del mercado, la concentración y la densidad de todo tipo de elementos que sobrecargan y contaminan desde muchas perspectivas el ambiente.
Por eso creo que el concepto de arte público, en las circunstancias actuales, hay que analizarlo con sumo cuidado, pues podría ser utilizado por el Estado, por las instituciones privadas, las transnacionales u otras, para cubrir conflictos y tensiones sociales, o para promover las aspiraciones de patrocinadores corporativos e ideologías dominantes.
Promoviendo el concepto de lo “público” como algo bueno, democrático, accesible, participativo, igualitario, estas instancias de poder tratarían de abrirse un espacio popular en una sociedad cada vez más privatizada y dividida.
Cuando fui a ver la exposición un señor me comentó que la persona que le arrancó un “cacho” a una de las vacas expuestas está presa. Esto me llevó a pensar en la gran cantidad de indigentes que viven en aceras, parques o plazas de nuestras ciudades y en la variedad de delincuentes que las recorren, generados todos por la misma sociedad que luego los castiga, porque no “entienden” la importancia del arte y porque, frente a sus necesidades inmediatas y cotidianas, las obras de arte son objetos absurdos e innecesarios.
Tercero
El CowParade tiene como sueño desarrollar a artistas locales, ofreciéndoles un espacio de expresión de arte usando como lienzo una vaca de fibra de vidrio. Sin embargo, en el punto 14 de las Bases dice: Todo el material entregado como parte de la solicitud se convertirá en propiedad de Vallas y Gigantografías de Costa Rica quien será el propietario de la obra terminada, de todos los derechos de autor, reproducción, ampliación, reducción, impresión, publicación, variación, título e interés de los diseños aceptados, incluyendo los bocetos y trabajos derivativos.
Amplío este tema, citando el punto d) de la cláusula II del Convenio que dice: Por todo el plazo restante de dominio privado de “LA OBRA”, entiéndase setenta años contados a partir de la muerte de “EL CEDENTE·,(o artista) éste cede y traspasa, en forma voluntaria, exclusiva, total, irrestricta y libre de cualquier tipo de gravámenes a “LA CESIONARIA”(Vallas y Gigantografías de Costa Rica) todos y cada uno de los derechos patrimoniales que le corresponden en derecho y le otorgan la facultad exclusiva realizar cualquier contrato sobre “LA OBRA”, en cualquier sistema o técnica para que “LA CESIONARIA”, por su cuenta y riesgo, la licencie, reproduzca, adapte, transforme, explote, distribuya y comercialice tanto en el territorio de la República de Costa Rica como fuera del mismo a nivel internacional.
En la sección Patrocinadores del CowParade dice que este proyecto: Ayudará a poner a Costa Rica dentro del mapa de exposiciones del mundo y a fortalecer nuestro compromiso con el arte, la cultura y la sociedad.
Ante lo leído, lo primero que se me viene a la mente es aquel viejo refrán que dice: con amigos así, para qué enemigos.
Lo segundo es lo que establece nuestra constitución en cuanto a la protección de la Propiedad Intelectual, con la cual concuerda la Ley sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos. Cito el Capítulo II, Artículo 13 que dice: “Independientemente de sus derechos patrimoniales, incluso después de su cesión, el autor conservará sobre la obra un derecho personalísimo, inalienable e irrenunciable y perpetuo, denominado derecho moral”.
Aquí me surge la pregunta: ¿Porqué una transnacional presenta un proyecto de arte público que violenta nuestra legislación y es apoyado por el Estado a través de la Municipalidad de San José?
Cuarto
Hago la siguiente comparación para señalar la marcada diferencia que noto entre los deberes y obligaciones de los artistas y los derechos de los que gozan los patrocinadores:
En cuanto a los artistas: como lo mencioné en el punto anterior, ceden todos sus derechos de autor en forma voluntaria firmando el convenio a Vallas y Gigantografías de CR, hasta por 70 años después de sus muertes, por lo que esta empresa puede reproducir, adaptar, transformar, explotar, distribuir, vender y comercializar la obra en Costa Rica y fuera de ella.
-No pueden tratar en sus obras temas políticos ni religiosos.
-Deben restaurar su vaca en el caso de que ésta lo requiera mientras dure la exposición.
-El artista no puede divulgar ni reproducir por ningún medio su obra.
-El punto 6 del Convenio dice que “LA CESIONARIA” pagará a “EL CEDENTE” honorarios por $500 dentro de los 50 días siguientes a la entrega de su vaca debida y totalmente terminada a satisfacción de “LA CESIONARIA”.
Y en el punto XIII del mismo Convenio dice: Para todos los efectos, la presente cesión se estima en un monto de $500. Esto me parece confuso y me pregunto: ¿son $500 de honorarios o están comprándole a los artistas la cesión de los derechos de autor?
-El punto 15 de las Bases dice: Los participantes recibirán el crédito público de su firma en las placas adheridas a la base de la vaca, así como en las publicaciones de este magno evento (libro oficial, catálogos, guías y página web).
Sin embargo, en la presentación del CowParade realizado en la Municipalidad de San José, los organizadores de este proyecto nos brindaron dos catálogos. En cada uno de ellos aparecen 9 imágenes de vacas y en ninguna de ellas aparece el nombre del artista. Tuve en mis manos una vaca pequeña comprada por un familiar en un aeropuerto y por ningún lado aparecía tampoco el nombre del artista.
En cuanto a los patrocinadores: el de una vaca aporta $9.500, el de un Corral de 5 piezas $47.500, de una manada de 10 $95.000 y un rancho de 36 vacas $342.000. Según el número de vacas que patrocinen tienen diferentes derechos como por ejemplo:
-Una bonificación de una parte de su inversión en diferentes medios de publicidad antes, durante y después del evento 2008.
-Derecho a usar la frase “Patrocinador de CowParade San José, Costa Rica 2008” para usos publicitarios y promocionales.
-Derecho a uso de la imagen de la vaca patrocinada en las campañas publicitarias, esfuerzos promocionales y eventos del patrocinador.
-Derecho a elegir uno o varios artistas para diseñar vacas de acuerdo a sus estrategias.
-Derecho a seleccionar la ubicación de la vaca patrocinada.
-Derecho a presencia de marca en la conferencia de prensa.
-La propiedad permanente de las vacas que patrocinó para uso propio o para donar a alguna causa.
-Derecho a incluir su nombre o logotipo en: Boletines de prensa del evento. En la placa conmemorativa que será adherida permanentemente en la base de cada una de las obras. En el letrero que se colocará a un lado de la obra.
-Derecho a incluir su nombre en: La lista que se publicará en la página de internet cowparade.com
-La lista de patrocinadores que se publicará en el libro conmemorativo del evento.
-La lista de donadores a la causa social.
-El reconocimiento como empresa socialmente comprometida.
-Boletos para cada uno de los eventos CowParade San José, Costa Rica 2008 (cocktail de arranque del proyecto, subastas, entrega de fondos, etc.)
Sobre este punto, saquemos nuestras propias conclusiones.
Para terminar no puedo dejar de mencionar las horrendas estructuras de metal amarillo mezcladas con cintas azules con blanco de la policía municipal, con las que rodearon algunas de las vacas para “protegerlas” del vandalismo.
A nivel visual es algo tan burdo y tan grotesco que le resta calidad a muchas de las obras al apretujarlas contra esas estructuras. Esto me corrobora una vez más las constantes justificaciones de nuestra sociedad ante las cosas feas y mal hechas, posiblemente por su incapacidad de armonizarse de nuevo consigo misma y con sus habitantes.
Muchas gracias.
“Si es sumamente grave que aventureros extraños se atrevan a comprar la patria, lo sería mucho más, e ignominioso, que hijos del país de bruces se la vendieran”
Joaquín García Monge
Fuente
RedCultura.comEl énfasis es nuestro
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