La escalada represiva y el creciente deterioro del pluralismo político y las libertades democráticas que enfrenta Costa Rica en tiempos de la Administración Arias Sánchez, están alcanzando proporciones insospechadas y verdaderamente alarmantes.
De lo contrario es difícil explicarse que hayan pasado casi desapercibidas las declaraciones pronunciadas en la Asamblea Legislativa por la señora Chinchilla Miranda, Vicepresidenta de la República y Ministra de Justicia, el pasado 7 de abril.
De acuerdo con esta jerarca, el Gobierno del Premio Nobel de la Paz está “dando la lucha” para lograr la firma de un tratado con el Gobierno de Colombia para permitir la extradición a ese país de ciudadanos costarricenses acusados por actos de “terrorismo” o “financiamiento del terrorismo”. Así como suena. Obligar a costarricenses a abandonar el territorio nacional a fin de trasladarlos a uno de países campeones del mundo en terrorismo de Estado, para que allí sean juzgados...
Precisamente el mismo Estado que permite el asesinato impune de más de dos mil trabajadores sindicalizados al año. El mismo Estado cuyo ejército asesina a cientos de campesinos para hacerlos pasar por guerrilleros y de paso quedarse con sus tierras, según el diario Washington Post.
No ignoro la crónica propensión de la Administración Arias a utilizar la Constitución Política
En 2000 la Sala Constitucional aceptó la constitucionalidad del artículo 89 del Estatuto de Roma, que establece el deber del Estado de entregar a la Corte Penal Internacional cualquier persona que sea investigada por delitos como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad o de guerra, incluyendo nacionales costarricenses (Voto Nº 2000-9685).
En esa oportunidad, la Sala estimó que a pesar de lo que dice el artículo 32 de la Constitución, la extradición de nacionales a la Corte Penal Internacional debe admitirse como excepción porque se trata de un tribunal internacional de derechos humanos y no un tribunal nacional extranjero.
Con la propuesta del Gobierno para extraditar costarricenses a
Si un costarricense comete algún delito, cualquiera que sea, puede ser juzgado y sancionado por los tribunales de
Así las cosas, no existe forma de que esta propuesta soporte un análisis serio de constitucionalidad. Salvo, claro está, que al igual que como hicieron con los proyectos de la agenda de implementación del TLC pongan a resolver el caso magistrados suplentes escogidos “a la medida”. Tal vez Uribe pueda recomendarles algunos nombres...
Si el objetivo de este nuevo plan de la Administración Arias no es la defensa de los derechos humanos ¿Qué está detrás entonces? En el ámbito internacional se enmarca perfectamente dentro de la estrategia del gobierno estadounidense de extender el conflicto colombiano al resto del continente y está muy a tono con el clima generalizado de aumento de la represión y la militarización que vive América Latina como reacción ante el surgimiento de importantes movilizaciones sociales contra el modelo económico neoliberal.
Frente a este tipo de propuestas, la verdadera lucha la tenemos que dar el pueblo de Costa Rica, antes de que los principales terroristas, los del memorándum, nos dejen nada de país.
El énfasis es nuestro
Caricatura Kalvellido
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