No puede gobernar quien no lo merece
Por: Álvaro Montero Mejía
Oscar Arias dijo en estos días que Costa Rica atravesaba por un complicado proceso de ingobernabilidad. Se quejaba de la imposibilidad de llegar a acuerdos con las fuerzas opositoras al gobierno, lo que le creaba una situación difícil y compleja.
A través de la historia sólo ha habido dos maneras de gobernar: con el consenso y el apoyo de los pueblos o contra ellos. Hay términos medios. Pero la mejor manera de gobernar es con el apoyo y la participación de las grandes mayorías. Son aquellos casos en que los pueblos se sienten partícipes directos y protagonistas de los cambios que los conducen hacia una vida mejor. El entusiasmo, la confianza y la fe en sus propias fuerzas, les permite a los pueblos realizar obras magníficas y sobreponerse a las más duras pruebas.
La peor manera de gobernar, pero es también una manera de hacerlo, es a contrapelo de los intereses de la colectividad, cuando se les arrebatan a los pueblos sus derechos y sus conquistas históricas. Los casos extremos son bien conocidos en América Latina. Los gendarmes criollos y las oligarquías han hecho correr ríos de sangre y de dolor a lo largo de nuestra historia republicana. Otros pseudo gobernantes, quizás no han nutrido las cárceles o el exilio, pero igual han convertido a los pueblos en siervos de sus intereses. A estos últimos pertenece Oscar Arias.
¿Estamos en una situación de ingobernabilidad en Costa Rica? ¡Por supuesto que sí! Pero no es por culpa del pueblo costarricense cuya labor histórica, su laboriosidad y su empeño, están presentes en la gigantesca obra material y humana que se despliega lo largo y ancho del territorio, en los cientos de toneladas de alimentos que se producen en los campos, en los miles de millones de dólares que se exportan todos los años y en las instituciones de servicio público que, a pesar de sus debilidades, podemos exhibir con orgullo.
La situación de ingobernabilidad por la que atravesamos es una culpa directa de Oscar Arias Sánchez y del pequeño grupo de potentados para quienes gobierna. El neo filibusterismo que ha tomado el control del Estado costarricense, con su radical insensibilidad, comenzó por dividir a Costa Rica. Para los sectores sociales, ampliamente mayoritarios, opuestos al TLC, Oscar Arias y su gobierno se colocaron en la posición del enemigo al que era necesario vencer. El encabezó, personalmente, a las fuerzas entreguistas. El orientó los términos del famoso memorándum del miedo. El amenazó, chantajeó, prometió, mintió y usó todos los poderes a su alcance, para derrotar numéricamente al pueblo. Oscar Arias puso de rodillas, como lo hemos dicho tantas veces, a todos los poderes públicos e hizo tabla rasa con el orden constitucional costarricense. Entonces ¿Qué pretende?
Nuestro pueblo está en la lucha. Un estado de rebelión moral generalizada recorre todo los contornos de la vida social costarricense. Oscar Arias y su grupo no tienen ni la capacidad ni la sensibilidad para apreciarlo. Sólo se darán cuenta cuando el pueblo haya terminado por sacarlos del gobierno.
Leído en la calle, ante la casa de Oscar Arias el lunes 28 de Enero de 2008.
Fuente: Argenpress
*El énfasis es nuestro
Caricatura: Boligán
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