Por Flora Fernández
El referéndum realizado el pasado 7 de octubre, llamado por muchos “frauderéndum” puso en evidencia que la institucionalidad estaba secuestrada: ausencia de garantías electorales, parcialidad, flagrante violación de la tregua electoral, fraude mediático, ausencia de control en el manejo de recursos, tolerancia a la injerencia extranjera y muchas otras debilidades documentadas por observadores internacionales, entre ellas la ausencia de equidad, dejó muy mal parado al Tribunal Electoral, que antes de convocar otro referéndum, debió hacer los ajustes del caso.
Muchas lecciones debieron aprenderse, pero por lo visto no entendieron, en parte porque algunas personas temen decir que hubo un fraude, ¡alegan que no hay pruebas!
Creen que denunciar que nuestra democracia ha sido violada puede ser más grave que disimular y seguir como si nada hubiese sucedido. Igual pasa con las mujeres agredidas que disimulan la violencia familiar, creyendo equivocadamente que así desaparece el problema, cuando en realidad lo hace más grave y profundo.
Si del referéndum anterior las autoridades no aprendieron nada, tras la autorización de recolección de firmas para una eventual consulta de 2 leyes de implementación (UPOV y Obtenciones Vegetales), las manifestaciones de los magistrados Luis Antonio Sobrado y Max Esquivel no pueden ser más erradas.
Al decir Sobrado: “La tramitación de los proyectos de ley no se suspende hasta la convocatoria y ésta no podría ser antes del 7 de julio” y luego agregar “Por un lado, la agenda de implementación estaría –en teoría- lista antes del 29 de febrero de 2008, lo que haría que el referéndum pierda interés”.
Para este magistrado el asunto es administrar un proceso, no le otorga el mínimo valor al Soberano, al pueblo, a la democracia, que debería considerarlos los máximos valores que le toca administrar. Aún si la Asamblea Legislativa ratificara UPOV y votara la Ley de Obtenciones Vegetales, si el Soberano las rechaza, este tendría la última palabra, le guste o no a él o a sus jefes.
Peor aún las afirmaciones que hace el Magistrado Max Esquivel al decir “si ambos proyectos se aprueban en el plazo que pretende el oficialismo, la solicitud respondida por el TSE no tendría ninguna validez”.
Además de anticipar criterio, retuerce el espíritu y la letra de la ley de referéndum donde si se reúnen las firmas necesarias, el Tribunal estaría en la obligación de convocar el referéndum y el mismo tendría toda validez puesto que sería el Soberano el que se manifiesta.
Máximas y Sobradas razones tenemos los y las ciudadanas para exigir que personas idóneas ocupen las magistraturas del país, secuestradas actualmente por criterios políticos y no de capacidad y rectitud que otros profesionales de derecho poseen con creces.
¿Creerán estos magistrados que lanzándonos este confite, servirá de distractor mientras otros revientan y se apropian de la piñata? ¿No se han dado cuenta que casi un 50% del pueblo sin dinero pero bien organizado en comités patrióticos fueron claros y siguen en la lucha?
¿Ignoran al adelantar criterio que esta colecta de firmas, es el perfecto acicate para reorganizar y seguir en la resistencia así como para velar por la integridad del patrimonio nacional que algunos codiciosos pretenden apropiarse?
Lo correcto obviamente es que independientemente del plazo al 1 de marzo próximo para que el TLC entre en vigencia, se cumpla primero con la democracia y por lo tanto suspendan de inmediato el trámite de ambas leyes en la Asamblea Legislativa.
Si no lo hacen, abrirán la opción a recurrir a la Sala Constitucional. Si esta permite que el trámite continúe, quedará desnuda y expuesta, permitiendo entonces acumular en la Corte Interamericana de Derechos Humanos esta nueva violación, confirmando así que la división de poderes no existe en el país y exhibiendo la “dictadura en democracia” que muchos nos resistimos a aceptar.
Así las cosas, quienes equivocadamente pretenden llevarnos hacia un burlaréndum, deberán darse cuenta que los bumeranes se pueden lanzar torpemente, pero inevitablemente regresan con revitalizada fuerza?
Fuente Tribuna Democrática
El énfasis es nuestro
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