Con UPOV no se puede ser neutral

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Por Julio E. Jurado del Barco, odontólogo

jjurado@ice.co.cr

Se presiona a Costa Rica a suscribir el Convenio UPOV-91 como una de las tantas exigencias para la implementación del TLC.

Por eso, el 18 de junio, disciplinada y obediente, la Comisión de Asuntos Agropecuarios de la Asamblea Legislativa aprobó el dictamen de mayoría afirmativo Ley de Protección a las Obtenciones Vegetales, expediente n.° 16.327 a iniciativa del Poder Ejecutivo y suscrito por diputados del PLN, ML y PUSC. Se le aplicó la “vía rápida”.

Es un dictamen que se ajusta a las políticas e intereses de la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales, conocida como Convenio UPOV-91, al que Costa Rica nunca ha estado obligada a adherirse.

El dictamen otorga a una persona o empresa el derecho de uso exclusivo sobre una determinada planta y las variedades que califiquen como esencialmente derivadas de ella; eso, en la práctica, es una forma de aplicar un régimen de patentes para las obtenciones vegetales.

Está saturado de medidas jurídicas excesivas en contra de los agricultores, llega al extremo de legalizar la destrucción de alimentos en buen estado con el fin de favorecer los intereses económicos de los dueños intelectuales de las semillas protegidas.

Prohíbe el derecho milenario de los agricultores a utilizar libremente las semillas de su cosecha. Se entrega nuestra riqueza genética y biodiversidad a la mercantilización, en la cual los negocios están siempre por encima del derecho de alimentación de un pueblo.

En dos ocasiones la Asamblea Legislativa ha dicho no al Convenio UPOV-91: 1999 y 2003. Lo ha rechazado, entre muchas otras razones, porque lesiona los derechos de los agricultores nacionales y consolida la entrada de los cultivos transgénicos, con lo que la salud pública y el ambiente se verían amenazados.

Es un convenio que, en esencia, afianza el control de las corporaciones transnacionales sobre los alimentos y atenta directamente contra la seguridad alimentaria del país.

Si Costa Rica se une al proyecto UPOV-91, estaría avalando a los que en la Tierra se adueñan de las formas que dan vida de manera acaparadora. Sus cualidades y atributos son para el disfrute de toda la humanidad y no de propiedad monopolista de unos pocos. El proyecto de marras es la antítesis de la justa proclama del presidente Óscar Arias Sánchez: Paz con la naturaleza.

La exigencia del TLC de aprobar tanto el Convenio UPOV-91 como la Ley sobre la Protección a las Obtenciones Vegetales no debe permitirse, sin que los sectores que potencialmente pudiesen ser afectados se manifiesten.

Mucho está en juego y ante UPOV-91 no se puede ser neutral.



Fuente Tribuna Democrática

Nota: El énfasis es nuestro







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