TLC y empleo (2 de 4)

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TLC y empleo (2 de 4)


Por Luis Paulino Vargas Solís

¿Disminuirá la inversión extranjera en caso de no aprobarse el TLC?

Esto es algo que los promotores del TLC repiten hasta el cansancio: sin TLC Costa Rica no será un destino confiable para la inversión extranjera y, por lo tanto, ésta disminuirá con lo que, de paso, habrá menos puestos de trabajo para los y las costarricenses.

Al igual que la aseveración de que sin TLC se nos dificultará el acceso de nuestras exportaciones a Estados Unidos, esta otra hace referencia a un futuro hipotético. Es decir, expresa una conclusión teórica que deriva de ciertos supuestos previamente definidos.


¿Disminuirá la inversión extranjera sin TLC?

Veamos cuáles son los supuestos o hipótesis en que esta idea se apoya:

1. El TLC es un requisito fundamental que el capital extranjero demanda a fin de instalarse en un país como Costa Rica;

2. Ningún otro factor podría tener significación suficiente como para compensar la no vigencia de ese tratado.


Nótese un detalle: de ser correctos estos supuestos, la incertidumbre que durante más de tres años ha prevalecido en nuestro país en relación con la ratificación de este tratado, debió necesariamente haber tenido un efecto visible y verificable en la forma de una disminución significativa de la inversión extranjera recibida. Esta es una conclusión que resulta inevitable a partir de aquellos supuestos.

A fin de desnudar la falacia subyacente a esta afirmación, repasemos dos datos (no simples supuestos teóricos) perfectamente obvios:

1. Costa Rica no tiene TLC con Estados Unidos y, a decir verdad, como acabo de hacer mención, llevamos ya tres años y medio dudando seriamente acerca de si nos conviene o no ratificar el que fue negociado.

2. En esos tres años, la inversión extranjera ha experimentado una verdadera explosión.


Los siguientes datos del Banco Central de Costa Rica, sobre flujos de inversión extranjera directa a este país, ratifican lo que se indica en el punto 2.

  1. Total en millones de dólares 460,4. Porcentaje del PIB, 2,8%.
  2. Total $659,4 millones. Porcentaje, 3,9%.
  3. Total $575,1 millones. Porcentaje, 3,3%.
  4. Total $793,8 millones. Porcentaje, 4,3%.
  5. Total $861,0 millones. Porcentaje, 4,3%.
  6. Total $1.410,8 millones. Porcentaje, 6,4%.

Nótese un detalle especialmente revelador: durante 2004, 2005 y 2006 -de intenso debate y amplísima oposición ciudadana contra el TLC- la inversión extranjera aumentó en 145% (respecto de 2003) y casi duplicó el porcentaje que representa respecto del Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica (de 3,3% en 2003 a 6,4% en 2006).

De ser cierto que el tratado es necesario para estimular la llegada de esa inversión, y en vista de la incertidumbre prevaleciente sobre su ratificación, más bien debió registrarse una fuerte disminución y jamás un aumento.

Entre tanto, en El Salvador, y para el año 2006, la inversión extranjera directa disminuyó respecto de 2005 en un -23% hasta US$ 397 millones. Esto representaba apenas algo más del 2% del respectivo PIB. Tan solo recordemos que ése fue un año de plena vigencia del tratado en ese país centroamericano.

Veamos otros casos donde también éste entró a regir. En 2006 Guatemala recibió inversión extranjera por un monto de US $ 325 millones, que representó menos del 1% de su PIB. Para el caso de Honduras, el monto respectivo fue de US$ 300 millones, un 2,7% del PIB. El caso de Nicaragua es, si cabe tan solo decirlo, algo más favorable. Porque en 2006 la inversión extranjera alcanzó su nivel más alto desde 1999: US$ 290 millones (5,4% del PIB).

Pero tratándose de un país que ha sido empujado a los niveles de desarrollo más bajos, esto no es sorprendente. Se trata de uno de esos casos donde caer más resulta casi imposible por lo que, de forma casi automática, se hace preciso rebotar (todos los datos indicados son de la CEPAL).

La comparación entre Costa Rica y los demás países centroamericanos es elocuente: sin TLC nuestro país recibe mucha mayor cantidad de inversión extranjera ¿A qué se debe tal cosa?


¿Por qué la inversión extranjera fluye masivamente a Costa Rica?

En general, incluso los economistas ortodoxos admiten que un tratado comercial no es, en ningún caso, una condición que influya significativamente en la atracción de inversiones extranjeras. Diversos estudios así lo ratifican. Los datos del 2006 para Costa Rica, por comparación con los demás países centroamericanos –nosotros sin y ellos con TLC- son una evidencia coherente con esas conclusiones.

Es obvio que este TLC concede privilegios absolutamente abusivos a los inversores extranjeros. En virtud de su enorme poder, quienes mejor sacan provecho de ello son las grandes corporaciones transnacionales. No obstante lo anterior, un acuerdo de este tipo sigue siendo un estímulo muy débil cuando otras condiciones no están presentes.

Cuáles son esos factores detrás de la afluencia de la inversión extranjera a un país es cosa sobre la que no hay pleno acuerdo. Para mencionar un ejemplo, citemos al prestigioso economista estadounidense Paul Krugman, quien identifica cinco factores: las ventajas comparativas de cada localización, la geografía económica, los costos de comercio, la transferencia de tecnología y el tamaño de los mercados.

No entremos en mayores detalles sobre el particular y tan solo enfaticemos lo que aquí resulta más relevante: Krugman nos está diciendo que las corrientes de inversión extranjera hacia un determinado país están influidos por factores diversos y complejos. En ese contexto, un TLC resulta, en el mejor de los casos, una influencia de magnitud despreciable.

Otros estudios muestran que la imposición de un régimen de simple y directa liberalización de la inversión extranjera –como el que impone el TLC- puede dar resultados realmente pobres (es el caso de América Latina durante los noventas), mientras que la aplicación de políticas que establecen criterios selectivos y discriminadores rinde frutos bastante más provechosos (el caso de países asiáticos).

(véase, por ejemplo, Agosin y Mayer 2000, disponible en http://www.unctad.org/en/docs/dp_146.en.pdf).

Recordemos que el TLC prohíbe expresamente la aplicación de ese tipo de políticas selectivas.

Mencionaré que, en todo caso, las condiciones internas de un país necesariamente interactúan con factores de orden internacional -incluso mundial- a la hora de determinar la magnitud de los flujos de inversión que se reciben. Estos últimos años se han caracterizado por una sobreabundancia de capitales a escala global y, a la vez, por un ambiente de enfebrecida especulación, una gran parte de la cual se ha dirigido hacia el sector inmobiliario.

Sin abundar en detalles al respecto, sí es preciso reconocer que esto ha tenido también su influencia. Mucho del aumento que registra la inversión extranjera que Costa Rica recibe, responde a esas evoluciones de alcance planetario. Pero es obvio que esas mismas influencias inciden en el caso de los otros países centroamericanos. Nosotros, sin embargo, permanecemos, con mucha diferencia, como el destino favorito. Y sin TLC, por cierto. Sin duda, ello se debe a que nuestras condiciones nacionales son mejores.


En conclusión

A la luz de lo que he analizado, razonablemente podemos llegar a la siguiente conclusión: Costa Rica ha logrado atraer montos muy significativos de inversión extranjera sin necesidad de quedar sujeta a este TLC con Estados Unidos, y gracias a que es un país que ofrece ciertas condiciones propicias, en su totalidad gestadas en los tiempos previos a la dictadura neoliberal de los últimos veinte años.

Entre esas condiciones destacan las siguientes: estabilidad social y política; prestigio y respeto como país pacifista; un sistema de derecho relativamente confiable; el nivel educativo de nuestros trabajadores y trabajadoras y su buena condición de salud; nuestra ubicación geográfica; el nivel de desarrollo institucional y de la infraestructura pública.

Por lo tanto, y si de atraer inversión extranjera se trata, este TLC resulta por completo prescindible.

Mas, en todo caso, queda la pregunta: ¿realmente es tan necesaria y beneficiosa la inversión extranjera? Es decir, y entre otras cosas, ¿realmente trae consigo la cantidad de empleos que se le atribuyen? Tomemos en cuenta que esas empresas extranjeras sacan delicioso provecho de las buenas condiciones que nuestro país les ofrece. Entre tanto, las políticas neoliberales en aplicación se despreocupan de garantizar que dejen algo en retribución por lo mucho que reciben. Analizaré este aspecto en el tercer artículo.


Fuente Tribuna Democrática

Nota: La negrita es nuestra





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