Demasiados “¿por qué(s)?”

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Demasiados “¿por qué(s)?”



M.Sc. Pablo Barahona Krüger*

Los abogados acostumbramos considerar primero los aspectos de forma al examinar un asunto, visto que, si no supera este antejuicio formal, no consideramos siquiera el fondo de lo discutido.

¿Por qué cambiar las cosas con el CAFTA que hoy todos reconocemos mejor en las siglas TLC? ¿No que es un “simple” tratado? “Uno más” han dicho sus defensores. Bueno, pues tomémosle la palabra y analicemos, como procede, en orden, la forma de la negociación del Convenio.

Primero: ¿Por qué Costa Rica negoció un tratado en conjunto o “en piña” con países cuyas condiciones humano vivenciales son diametralmente distintas? ¿Por qué no negoció, como Colombia y Panamá, por separado? ¿Será que los costarricenses, como Estado, somos menos, somos poca cosa?

Segundo: ¿Por qué entidades afines a la contraparte (USA) en la negociación del TLC pagaron a los negociadores costarricenses para “redondear” sus beneficios salariales? ¿No se parece mucho esto a lo que conocemos los abogados como doble representación? ¿Confiaría algún costarricense en su abogado si sabe que a este le paga también la contraparte?

Tercero: ¿Por qué los negociadores de Costa Rica no establecieron ex ante, en su estrategia, reservas, es decir: exclusión de temas o áreas que simplemente no se discutirían en la negociación? ¿Por qué “nuestro equipo” no reservo nada mientras Estados Unidos lo hizo sin rubor en temas tan sensibles para nuestro país como los subsidios, alegando, con toda razón por cierto, que eso no lo discutiría en la negociación con Centroamérica y República Dominicana sino en la OMC con las grandes potencias, que también mantienen altos subsidios a sus agricultores (Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, etc.)?

Cuarto: ¿Por qué, además, dejaron para el final el plato fuerte, sea: el ICE y el INS? ¿Por qué fue hasta la última ronda de negociación que ingresaron estas dos instituciones al conjunto de lo negociado y, lo más grave aún: por qué no pidieron nada a cambio, al menos no para el país? ¿Por qué irrespetaron la orden del entonces Presidente Pacheco en el sentido de excluir estas dos instituciones de la negociación? ¿Pensaron acaso que el Presidente no los iba a echar por insultar con su rebeldía a todo un país? ¿Se habrán enterado de que hasta Óscar Arias, sí, el Presidente al que los empresarios sirven de porristas, ha reconocido el error de incluir ambas instituciones en este tratado?

Quinto: ¿Por qué los negociadores eran todos Chicago boys sensibles a los intereses del otro lado y no de este? ¿Por qué no constituir equipos negociadores con equilibrio ideológico o si no, equilibrar el grupo de representantes comerciales con gente que piense diferente y deba así conseguir el equilibrio que es, por cierto, la única norma que gusta al costarricense, fiel seguidor en esto del pensamiento del buen liberal J. Stuart Mill? ¿Qué más tiene que pasar para que algunos con poder se den cuenta de que no existe una sola Costa Rica sino las Costa Ricas, y que por tanto el trabajo político fundamental consiste en integrar, nunca en desplazar o, lo que es peor, en ignorar?

En fin: ¿no les parece que son demasiados “porqués” como para que responder a todo con un sí?

Por cautela, pero también por mínimo de inteligencia y objetividad, la respuesta lógica hoy y en voz alta es ¡Por supuesto que no!

Toca seguir preguntando sobre el fondo. Por suerte hay tiempo y esperemos que espacio.


*Profesor de Derecho, UCR


Fuente La Prensa Libre Online







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