Costa Rica sin TLC

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Costa Rica
sin TLC



Por Rolando Araya Monge

Cada vez, se descubren más y más espinas en el TLC. Monseñor Ignacio Trejos no puede ser neutral cuando el TLC pone la irrestricta libertad de comercio por encima de la vida humana, la salud y otros valores. Esto ya no es espina, es un horror, increíble en nuestra cultura cristiana, donde “el derecho a la vida, la libertad y a la búsqueda de la felicidad”, como reza la propia Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, son las guías de la convivencia humana. ¿Tiene esto un significado en la discusión ética en torno a la primacía de la vida humana? ¿Qué dice la Iglesia? ¿Comercio libre para tráfico de órganos? ¿Qué sentido tendría defender la biodiversidad en el mundo? ¡Que se acaben los manantiales! Lo importante es exportar.

Cuando el jurista Juan José Sobrado descubre obligaciones, ahí escondidas en la letra menuda, quedamos espantados. Según estas, comprometemos nuestra identidad como nación, les damos extremas ventajas a empresas extranjeras, por encima de las locales y quedamos engrapados con Centroamérica, con una soberanía enrarecida a la hora de legislar o gobernar. Por ejemplo, si pasa el TLC, para actuar contra una empresa como Alterra (que debería hacerse, por los incumplimientos y los abusos), habría que pedir permiso a Ortega, a Saca, a Zelaya y demás gobiernos de la región. Habría, además, que pedir permiso a las empresas y a los gobiernos centroamericanos, si queremos pasar una ley con supuesto conflicto con el TLC. Es decir, casi todas. Las empresas extranjeras quedarían cubiertas por un fuero supranacional, con tribunales ad hoc, también internacionales.

Pensar que el país pueda seguir su camino hacia la superación económica, social y política, como una nación independiente, es una quimera. El Estado-nación Costa Rica quedaría como un carro encaramado en el “tráiler” de Centroamérica, con un chofer puesto por las transnacionales. El Presidente quedaría como un maniquí, con las manos en la rueda del vehículo, sin hacer nada, creyendo que maneja. La total asimetría del TLC, ―acuerdo sin obligaciones en EE.UU, Tratado a perpetuidad, por encima de las leyes e intocable aquí―, completa el cuadro: por nada, pues nada agrega el TLC a lo que ya tenemos con Estados Unidos, estamos entregando a Costa Rica.

Casi todos lo dicen, hasta Óscar Arias: rechazar el TLC no implica de ninguna manera que perdamos nuestras ventajas para exportar a los Estados Unidos. Los demócratas están pidiendo renegociaciones con otros países para quitar la cantidad de cláusulas leoninas puestas por los negociadores de ambos bandos. Ojalá, los defensores gratuitos de las empresas y el Gobierno estudien más el TLC, profundicen en él, y descubran las barbaridades que tiene. ¿Tráfico de armas? Claro. Pero Óscar Arias dice olímpicamente que no fue él quien lo negoció. Muchos lo apoyan por premisas ideológicas, sin siquiera haberse tomado la molestia de prestar atención a los críticos, o pensar que siempre es posible negociar uno nuevo y evitar semejante división entre los costarricenses.

Costa Rica tiene inmensas ventajas para su futuro, al margen del TLC: nuestro gran potencial energético, el agua, la biodiversidad, la democracia, la paz, la educación, el país con mayor desarrollo como sociedad del conocimiento en América Latina, las playas, los bosques y el amor de un pueblo con capacidad de sobra para salir airosos ante los desafíos de la época. ¿Por qué entregar esto a las grandes transnacionales, por nada? El estancamiento de nuestras instituciones y la parálisis en que ha caído lo político tienen fácil remedio. No es razón para perder la fe y entregar todo el país.

Eso es lo que está en juego. Cuando oigo la propaganda que hacen las Cámaras empresariales, recuerdo al Obispo sudafricano, Desmond Tutu, que nos dejó una joya de anécdota: “Cuando ellos llegaron (los europeos), nosotros teníamos la tierra y ellos la Biblia. Y nos dijeron: cierren los ojos y piensen en Dios. Nosotros lo hicimos, y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros la Biblia”.

Así pasa con el TLC. Nosotros tenemos a Costa Rica, es nuestra, en ella estamos en nuestra casa. Pero nos dicen: “Cierren los ojos y piensen en Estados Unidos, en más inversiones, en más empleo”. Si pasara el tratado, cuando abramos los ojos, los costarricenses tendremos el TLC, pero ellos se habrán quedado con Costa Rica. Esto es, como dijo Don Pepe Figueres, alimentarles la vaca con nuestros recursos, y que ellos nos vendan la leche cara. ¡Y producida con nuestra vaca y nuestro pasto! ¡Bonito negocio!

Como habló el poeta Minor Arias: “Detrás de números, signos de dólar / y pistolas automáticas / aún reflexionamos los ticos. / Canta yigüirro, canta / todavía estamos aquí.”


¡De pie Costa Rica! ¡No al TLC!






7 comentarios:

Homo surfus dijo...

Definitivamente, siempre habrá gente como Rolando que no son capaces de aceptar que el mundo ha cambiado!!

hadabruja dijo...

No, el mundo no ha cambiado. Siempre han existido pequeños grupos que quieren aprovecharse de lo que nos pertenece a todos. Es por esa razón que las mayorías han tenido que luchar por conquistar derechos y así proteger la vida, la salud, el medioambiente y garantizar la igualdad y el respeto a los derechos humanos.
Si el mundo va a cambiar, ese cambio lo haremos los que pensamos que es posible construir una sociedad verdaderamente justa, inclusiva y solidaria.

jose pablo chaves dijo...

Cual es el miedo???

Tomemos decisiones con pantalones y dejemos el "nadadito de perro" de hace decadas y escojamos una norte claro.
Por supuesto el tlc no es perfecto, pero tampoco este modelo que tenemos.

De mi parte SI!!!!!!!!!!!!!!!!!

Paulo Gonzalez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paulo Gonzalez dijo...

Yo estoy en contra del TLC, veo menos oportunidades con él que sin él, veo además que lo importante para nosotros como país no es un desarrollo basado en el libre comercio y en la gazapa de las empresas transnacionales, que si bien pueden ser vistas como zanates viejos o zopilotes sucios que lo único que han demostrado es que sólo sirven pa chupar. Sí, es cierto. Miremos países que ya han aprobado su famosos TLC y observemos cuál ha sido el AVANCE de ellos. Claaaro, muchos responderán, pues mirá, ve Chile. Sí, ve Chile. Y decime amigo, has ido a Chile, conocés realmente Chile. El desarrollo muchas veces se disfraza, y más aún en nuestros países subdesarrollados. Mirá Salvador, mirá México con su famoso NAFTA. Por un lado les abren las puertas comerciales a todos sus productos, pero no, a los seres humanos eso sí que no, a ellos les hacemos muros inmensos pa que no crucen nuestra frontera. Qué, el mundo de hoy se rige única y exclusivamente por las reglas del libre mercado pero nos imponen barreras para que no crucemos fronteras, países que promuven el TlC apoyan un sí definitivo al dejémonos de varas, aprobemos esta mierda, abramos los mercados; pero por otro lado no creen en un auge económico porque nos imponen paredes, prisiones. No, yo estoy en contra del TLC, no puedo darme el lujo de creer en algo que desde un principio ha sido falso y todavía "pior", propuesto por un gobierno que ha creado guerras, terror y nos a devuelto a casi una edad globalizada de la angustia y el qué será. Es posible creer en un TLC cuando no tenemos una infraestructura ejemplar. Es imposible hablar de inversión en países donde las carreteras dan verguenza, donde la pobreza extrema se multiplica y donde muchos de nuestro hijos no van ya a la escuela. No, no creo en el TLC. Soy joven y costarricense, he tenido la oportunidad de estudiar y de ver un poco el mundo. No creo que mi país sucumba en la desgracia si no se vota el sí en el referendum. No, creo que hay que buscar nuestro propios ejemplos, crear nuestras propias metas, promover la riqueza que tenemos, conservar e invertir en nuestro futuro eliminando la clase corrupta que mantiene el poder en nuestro país desde hace muchos años, de darle al pobre lo que merece sostenernos en este barco que llamamos Costa Rica. Paulo.

GolondrinaAzul dijo...

Paulo:

Muchas gracias por tus palabras, estamos totalmente de acuerdo con vos, nosotros debemos adoptar un modelo de desarrollo autóctono e inclusivo. Donde busquemos el beneficio de amplios sectores de la sociedad y no de grupos aislados. No una imposición nacida de la globalización, que aumenta la pobreza y la explotación de los pueblos.

Saludos

ale dijo...

A decir verdad todo este asunto del TLC me tien bastante confundida,estan aprovechando la inocencia de muchos en este pais que por cosas de la vida no pudimos terminar de estudiar.Me gustaria que dieran una explicacion mas comprensible al pueblo,que la final es quien decide.
Mi punto de vista es este: Trabajo en una oficina de bienes raices en Guanacaste y la verdad es que los gringos destruyen todo a su paso con el tal progreso ese que dicen.
Si bien es cierto que va a haber mas trabajos,es para darles a los gringos mas dinero y nosotros seguimos en la pobreza o talvez peor,la vida es dificil pero creo que no es justo que pongamos a nuestro bello pais a sus pies.Nuestros hijos no merecen vivr en un pais lleno de chupamedias como dice mi madre.
No me mal interpreten eh,estoy de acuerdo con el progreso,nuestro pais a salido adelante con el turismo,nos a dado mucho trabajo pero una cosa es que los gringos esten un rato y otra es que se sienten a hacer lo que quieran con nuestras vidas.
En fin es solo mi punto de vista.
PURA VIDA

 

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