Un momento que reta al imaginario

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Por Bernardo Aguilar González*

En el imaginario colectivo costarricense este es un momento, como lo llamaría Jeffrey Sachs, de política extraordinaria en materia ambiental. Al mismo tiempo en que los ambientalistas nos hemos aglutinado a la par de la patria y hemos denunciado el daño potencialmente irreparable que el “dragado” que lleva a cabo en usurpación el gobierno de Daniel Ortega, nos llega la noticia del fallo de primera instancia que anula la concesión minera de Crucitas.

El manglar, ecosistema maravilloso e incomprendido, históricamente ha tenido que luchar con la ignorancia de aquellos que lo denominan “pantano”, “estero” u otras denominaciones que lo califican como sucio o dispensable. Estos humedales proveen condiciones indispensables para la pesca de la cual dependen nuestros pequeños pescadores, proveen excelentes materiales en madera caída, proveen hierbas medicinales, espacios de recreación, investigación y educación. En varias zonas del país, especies tan importantes como la lapa los utilizan para pernoctar. Asimismo, son excelentes fijadores de carbono, fijando más o menos las emisiones de carbono de entre 3 y 8 vehículos automotores. Ayudan también con el cambio climático mediante la reducción de otros gases. Asimismo, movilizan los sedimentos ricos en materia orgánica, atrapan contaminantes, purifican las aguas cloacales y ayudan a reducir el efecto de las inundaciones.

Estudios científicos estiman que por cada especie de manglar que se destruye se pierden anualmente 767 kilogramos de especies marítimas de importancia comercial. Asimismo, se estima que en algunas zonas de nuestro país estos ecosistemas producen entre $12.000 y $102.000 en servicios ambientales por hectárea por año.

Delitos ambientales. Estos valiosos servicios ambientales están en peligro en el Humedal Caribe Noreste que está siendo destruido aceleradamente por el trabajo de apertura de un canal que, según el gobierno de Nicaragua, existió alguna vez allí. La revisión de los mapas históricos adjuntos al Laudo Alexander de 1897 y 1898 que presentó la cancillería costarricense ante la OEA no validan la pretensión del gobierno nicaragüense.

Así, se está violando la integridad del Refugio de Vida Silvestre Fronterizo y del ecosistema del Refugio de Vida Silvestre Barra del Colorado. Indudablemente se están cometiendo delitos ambientales de gravedad contra el patrimonio natural del Estado. Sin embargo, el problema no se detiene allí. Se trata de un gran ecosistema binacional que sufrirá las consecuencias de esta acción con perjuicios tangibles para los servicios ambientales en ambos países. Asimismo, se trata de un recurso declarado de importancia mundial en tanto es un sitio protegido por la Convención Internacional para la Protección de los Humedales (RAMSAR)

El gobierno nicaragüense ha recurrido a todo tipo de argumentos para tratar de rebatir la gravedad de sus actos. Parte de los argumentos que se han esbozado para deslegitimar la defensa de los derechos ambientales costarricenses ha sido la posición que el gobierno de nuestro país (en dos consecutivas administraciones) ha tenido frente a la concesión de Crucitas. De allí que el fallo de primera instancia que la anula fortalece no sólo la lucha por el rescate del ecosistema fronterizo, sino la imagen ambiental del país a nivel internacional. Asimismo, responde adecuadamente a todas las irregularidades de proceso que se han tenido por probadas en el otorgamiento de la concesión y a las potenciales consecuencias para los sistemas socio-ecológicos de la región.

La Fundación Neotrópica se manifiesta en contra de la acción destructiva en Isla Calero y se une a los llamados que otras ONGs ambientalistas están haciendo para condenar esta acción. Llamamos a la unión alrededor de las demandas del gobierno de Costa Rica para que se detengan estas acciones inmediatamente. Asimismo, apoyamos las gestiones que realizan el Ministerio del Ambiente y el SINAC ante las diversas instancias ambientales internacionales, para que se detenga este ecocidio, y llamamos a las organizaciones ambientalistas nicaragüenses a que se manifiesten en condena a esta destrucción. Finalmente felicitamos a las organizaciones ambientalistas nacionales que han encabezado el movimiento frente a Crucitas, y les invitamos a que continúen con sus esfuerzos que dan credibilidad a nuestro sistema democrático institucional.

*Director ejecutivo, Fundación Neotrópica


Fuente Tribuna Democrática



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