Aeropuerto dañaría jardín astronómico

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Por Nora Garita

En el nombre del progreso pueden cometerse barbaridades que son barbaries. Tal sería el caso si se construye el aeropuerto en la Zona Sur del país, cerca de los ríos Sierpe y Térraba. Declarado el pasado 15 de octubre de “interés nacional”, el aeropuerto sería un atentado contra uno de los principales íconos de nuestro patrimonio arqueológico: las esferas del delta del Diquís.

Se empezaron a manufacturar desde trescientos años antes de Cristo, en el período que los arqueólogos llaman de Aguas Buenas. Desde el 800 d.C. hasta la llegada de los españoles, se da un florecimiento en su fabricación. Las hacían artesanos con destrezas enormes; las más grandes, suponen los estudiosos, las hacían grupos de artesanos bajo la dirección de un maestro.

Las esferas eran colocadas en agrupamientos, a veces siguiendo una línea, a veces haciendo un semicírculo, a veces en triángulo. Es un enigma por qué las colocaban así. Los arqueólogos Corrales y Badilla suponen que algunas eran ubicadas en función de la salida o la puesta del sol. En el Sitio Finca 6 hay una posible asociación entre la disposición de las esferas y el equinoccio de primavera. Se supone que cumplían funciones para ayudar a la memoria colectiva, marcando el ciclo agrícola u otros momentos del calendario. Corrales y Badilla utilizan una expresión hermosísima para explicar su función, llamándolas “jardines astronómicos”. (Corrales y Badilla, 2004, 2005).

Uno de los misterios en torno a las esferas es el hecho de que en los sitios donde se encuentran no existe la materia prima con la que se fabrican: el gabro y la granodiorita. No se sabe aún si traían piedras en bruto gigantes hasta los sitios, o las manufacturaban en otros lugares y luego las traían. ¿Cómo harían para transportarlas? Porque algunas son enormes. La más grande encontrada hasta la fecha mide dos y medio metros de diámetro y se encuentra ubicada en el Sitio El Silencio (idem).

Las representaciones en nuestras sociedades precolombinas eran realistas, imitando animales o personas: el jaguar, el tucán, el hombre o la mujer. Pero estas esferas son ya artefactos del arte abstracto, en búsqueda de la perfección de la esfera. El prestigio de una persona en las sociedades precolombinas podía estar mostrado con ornamentos de oro, en las esferas el rango es colectivo. Las esferas son, entonces, símbolo de rango social colectivo y marcan identidades étnicas. (Quintanilla, 2003).

Los vuelos y aterrizajes de los aviones dañarían, con sus vibraciones, las esferas ubicadas en esta zona, declarada de interés arqueológico nacional desde 1994. En nombre del progreso se podría cometer una barbaridad. No sería la primera vez, pues las plantaciones bananeras habían ya afectado muchos sitios. De nuevo, la barbarie aparece disfrazada de progreso. Para quienes solo entienden de rentabilidad, sería hasta rentable hacer aquí un sitio de visita turística: el jardín astronómico de la humanidad.



Fuente: Diario Extra
Suplemento Página Abierta

Imagen tomada de: Los petroglifos del Diquís: el primer sistema de información geográfico de Guillermo Quirós Álvarez.




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