La capitulación de "Mel"

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Por
Carlos Salazar F*


La capitulación del Presidente Constitucional de Honduras, propuesta por el mandatario costarricense Oscar Arias fracasó tras el rechazo del régimen golpista al retorno de Manuel Zelaya Rosales a una jefatura de Estado sin poder, sin gobierno y con imposiciones políticas vergonzosas.

La desconfianza de los movimientos populares latinoamericanos, principalmente de Centroamérica, a la iniciativa de Arias, por sus vínculos históricos con las oligarquías de la subregión, con los empresarios aliados a las transnacionales y con ellas mismas, hicieron creer en el rechazo ad portas, por parte de Zelaya.

De igual manera, analistas del continente y gobernantes expresaron su desconfianza en la iniciativa de los siete puntos, esbozados en el documento presentado por Arias el sábado en su residencia.

Sin embargo, el esperado rechazo de Zelaya no se dio, y quienes se opusieron al plan Arias fueron los mismos que serían beneficiados tras romper el orden Constitucional hondureño.

El plan del Nobel de la Paz pretendía santificar y limpiar los pecados de los que han teñido sus manos de sangre, a los que han detenido sin acción judicial a más de mil 500 ciudadanos, conculcado la libertad de prensa, violado los derechos fundamentales del pueblo y aterrorizado a pueblos campesinos.

Con su respuesta, Zelaya ha despejado dudas de su honestidad para alcanzar un acuerdo negociado que evite un posible baño de sangre, y demostró, a la vez, su sagacidad política y conocimiento del terreno en que se mueve.

De hecho, los gobernantes de facto y sus aliados se quitaron los pasamontañas que usaron cuando secuestraron al Presidente Constitucional y lo desterraron hacia Costa Rica el 28 de junio anterior, además de develar, ante la comunidad internacional, sus verdaderas intenciones de parapetarse en el poder.

El plan golpista está condenado al fracaso, máxime que se ha develado como un ejercicio de entrenamiento para ejecutar acciones “constitucionales” contra gobernantes de otras naciones como Guatemala, Paraguay, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Venezuela y hasta El Salvador.

Ya Rigoberta Menchú denunció el plan contra el Presidente Álvaro Colón, contra Hugo Chávez hay una arremetida que se ha intensificado en las últimas semanas al presentarlo como “enemigo externo” y presidente de un “Narcoestado”.

Además, desde Colombia se pretende deslegitimar a Rafael Correa con la versión de que su campaña fue financiada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), a Evo Morales le quieren aplicar el “Modelo Honduras” tocando la puerta de algunos cuarteles, y en Paraguay los oligarcas y las fuerzas armadas miran con recelo el trabajo del Presidente Fernando Lugo a favor de los desposeídos.

Al quedar sin pasamontañas, los amigos golpistas del mediador costarricense y todos esos aliados en otras naciones deben buscar una nueva estrategia que les pueda deparar un triunfo diplomático en pocas horas, ya que esta semana el pueblo hondureño ha adquirido más conciencia de lo que está en juego.

Los mismos colaboradores y amigos de Zelaya Rosales han advertido que las nuevas propuestas y escenario de negociación deben ser diferentes; el pueblo no aceptará una segunda capitulación.

"A partir de ahora (...) empezamos a hacer toda la organización de la resistencia interna para mi retorno al país", dijo Zelaya este domingo en conferencia de prensa en Managua, Nicaragua.

"Yo represento al pueblo hondureño y tengo el derecho de defenderlo. Si por obtener la libertad tengo que hacer sacrificios, lo haré. No puedo dejarlos solos en este momento", proclamó Zelaya.

(*) Redactor elpais.cr



Fuente Nuestro País

Imagen Kalvellido


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