Costa Rica primero

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Por
Cristina Zeledón L.



Hace poco más de 25 años, Costa Rica abandonó su tradicional modelo de desarrollo económico y humano
con el cual se forjó un país solidario, seguro, sin grandes diferencias sociales ni económicas y con los mejores índices en salud y educación de toda América Latina

Sin embargo los grandes consorcios económicos internacionales a través del Fondo Monetario y del Banco Mundial, convencieron a la élite gobernante de los años ochenta, abandonar ese hasta entonces exitoso sistema y enrolarse en lo que se ha conocido como la política neoliberal la cual sostiene que la riqueza de los grandes empresarios se desbordará sobre los sectores más pobres de manera que todos ganamos , por lo que es preciso orientar la economía hacia las grandes inversiones y toda la producción hacia los mercados internacionales. La historia ha demostrado todo lo contrario ya que la avaricia es ilimitada: los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres.

Este proceso, conocido como globalización económica se inició en nuestro país con la aprobación de los Planes de Ajuste Estructural (PAES) y se consolidó con el recién aprobado Tratado de Libre Comercio (TLC) y la aprobación de las leyes de la Agenda Complementaria. Con esta nueva política Costa Rica perdió su soberanía y desmanteló su Estado de Derecho, entregándose con gran desventaja a las leyes del mercado internacional y a la voracidad de las corporaciones transnacionales.

Nunca en nuestra historia hemos vivido un momento más crítico: las leyes laborales y sociales corren gran peligro de desaparecer; nuestros recursos naturales están en la mira de los grandes inversionistas: Crucitas, Sardinal, Talamanca, Barva, Corcovado, Guácimo... incluso con la Ley Marco de concesión para el aprovechamiento de las fuerzas hidráulicas para la generación eléctrica, exp. 16949 se está tramitando en la Asamblea Legislativa la posibilidad de la privatización de los ríos.

Los agricultores y los pequeños industriales están condenados a arruinarse al no poder competir con los productos subvencionados que vienen del norte; el costo de las medicinas se va a incrementar muchísimo; la seguridad social se va a deteriorar; el desempleo se va a incrementar (a pesar del TLC, muchas maquiladoras ya han cerrado y grandes empresas farmacéuticas y hasta la Nación anuncian despidos masivos). Se está entregando nuestros puertos y obra pública a extranjeros, como si Costa Rica no contara con gente suficientemente capaz de llevar a cabo dichas obras. El gobierno pretende un endeudamiento millonario para construir la infraestructura que requiere el perverso Plan Puebla Panamá... El país se derrumba ante nuestros ojos y ante nuestra impasibilidad.

Pero aún hay una puerta “entreabierta”. Dentro de un año el pueblo de Costa Rica tiene la opción de decidir si nos cruzamos de brazos y permitimos que esta entrega continúe hasta el despeñadero o elegimos como gobernantes a personas valientes y dispuestas a rescatar y fortalecer lo que aun queda de este hermoso país.

La fuerza anti-neoliberal es inmensa pero por desaveniencias intrascendentes no ha logrado cohesionarse. Por un lado las cúpulas de los partidos no logran ponerse de acuerdo, pero por otro lado los movimientos populares con razones muy respetables pero sin propuestas alternativas, se niegan a apoyar a los políticos tradicionales. Es lamentable constatar que unos y otros anteponen sus aspiraciones personales al interés nacional.

Hoy es un imperativo vital, que las cúpulas de los partidos políticos depongan sus intereses y cálculos personales y partidistas,
incluso renunciando a aspiraciones de candidaturas presidenciales y en cambio ofreciendo sus nombres para integrar una próxima Asamblea Legislativa, combativa independiente y patriótica. Una decisión de esta naturaleza allanaría el camino para un entendimiento nacional.

Por su parte es igualmente un imperativo vital que los movimientos sociales tomen decisiones realistas y se comprometan no a llenar las calles de San José, sino a llenar las urnas electorales porque la opción, la única opción viable en estos momentos es TOMAR EL PODER y todavía podemos hacerlo por la vía democrática.

Juntos: partidos políticos y movimientos sociales, deberían “sentarse a la mesa” a hacer propuestas tanto de posibles candidatos-as como de principios básicos para un eventual gobierno; la responsabilidad es compartida.

Este es un llamado vehemente tanto a los líderes de los partidos políticos como a los de los movimientos sociales y a los costarricenses de corazón palpitante pero que están viendo los toros desde la barrera, para que tomen conciencia de la responsabilidad histórica que hoy tenemos todos los costarricenses: ayudar a salvar este precioso país o perderlo para siempre.

Parafraseando la entrega de Granada: “que mañana no lloremos como cobardes, lo que hoy no supimos defender como patriotas”.


Caricatura TOMY


El énfasis es nuestro


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