Gloria eterna a nuestro camarada Carlos Luis Fallas (1909-1966)

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Los costarricenses todos podemos sentirnos orgullosos de que en nuestro suelo haya nacido un hombre de la estatura moral, política e intelectual de Carlos Luis Fallas.

Fallas fue un extraordinario escritor de cuentos y novelas, además un talentoso periodista.

Su obra literaria es bien conocida, pero mucho menos los artículos, los comentarios y las pequeñas notas publicadas en los periódicos del Partido Vanguardia Popular, primero en TRABAJO, luego en ADELANTE y finalmente en LIBERTAD.

Sus novelas y sus cuentos nacieron de sus propias venas, es sangre proletaria que se derrama con poder vivificante, en las mentes y en los corazones de los trabajadores costarricenses. Fallas no solamente conoció directamente la vida de los trabajadores, el mismo fue un obrero, por eso mismo amó profundamente a los humildes. En cada línea florece el amor por los que luchan y trabajan, trabajan y luchan.

El lenguaje cotidiano de Fallas era el mismo del pueblo humilde, que brotaba como una fuente perdida en el fondo de una selva, sin falsos maquillajes. Nunca se distanció de los zapateros, de los barreteros, de los trabajadores agrícolas, que fueron sus oficios, ni se olvidó de los hijos de madres solteras y de nadie que padeciera las infamias de la explotación capitalista.

Esta identificación total con el pueblo le dio a su obra literaria el valor de la autenticidad, nunca necesitó de la palabrería falsa, ni de retóricas altisonantes, ni del panfleto superficial, para desde la vivencia popular enviar un mensaje de alto valor artístico a los trabajadores.

Muchos leen a Fallas con enorme interés y disfrutan de su lectura. Está muy bien que sea así, pero hay que decir que él escribía para los que hoy por defectos en la educación y por el modelo económico imperante, están muy lejos, desgraciadamente, de los libros. Sin embargo sus libros: Reseña de la intervención yanqui en Centro América, Mi madrina, Tres cuentos, Un mes en la China Roja, Don Bárbaro,, Gentes y Gentecillas, Marcos Ramírez y Mamita Yunai, SON LITERATURA OBLIGADA EN CUALQUIER BIBLIOTECA PERSONAL O COLECTIVA

Fallas no fue un escritor que se incorporó a la lucha social, al contrario fue un luchador revolucionario que encontró en la literatura un medio eficiente para expresar sus anhelos y su vocación de justicia.

Ingresó al Partido Comunista cuando se daban los primeros pasos y siendo un joven de poco más de veinte años. Obrero, con casi ninguna formación académica. Llegó para luchar junto a los fundadores del Partido y comenzó sus luchas sociales al lado de los desocupados, víctima del crac económico del 1929 y de la depresión que abarcó prácticamente toda la década de los treintas.

En Puerto Limón, cumpliendo una pena de destierro, se dio a la tarea de organizar a los trabajadores bananeros y a los pequeños productores que entregaban su cosecha a la Yunai. Este trabajo de organización y concientización culminaron con la gran Huelga Bananera de 1934, uno de los hechos más importantes en la historia de las luchas obreras de América Latina.

Esta huelga logró que el partido recién fundado en 1931 entrara en contacto con un movimiento obrero poderoso y organizado. Manuel Mora, Jaime Cerdas, Arnoldo Ferreto y otros compañeros, todos muy jóvenes, tuvieron participación activa en el movimiento huelguístico.

Otros dirigentes del movimiento huelguístico como Federico Picado, Lucio Ibarra, Tobías Vaglio, fueron asesinados por orden de la Junta de Gobierno instalada después de la guerra civil de 1948.

En el momento de la huelga Fallas era un joven de apenas 25 años, valiente, trabajador y estudioso.

Este mismo año se cumplirán 75 años de la Huelga Bananera y ha de ser esta una ocasión para hacer que las nuevas generaciones conozcan la verdad de las luchas obreras y del aporte del Partido Vanguardia Popular a las luchas por el bienestar de los trabajadores, por la libertad de la patria y por la perspectiva de la construcción de una sociedad socialista.

Cómo este joven luchador se convirtió en escritor es una proeza formidable y por lo mismo una lección para las nuevas generaciones.

En los años cuarentas fue regidor municipal y diputado. Desde esas posiciones mantuvo siempre su inconmovible posición militante. No tuvo otro norte más que los intereses de la clase obrera, de los campesinos y de todos los trabajadores.

Durante la guerra civil de 1948 tomó las armas y comandó un grupo muy importante de combatientes.

Después fue reprimido, estuvo con otro grupo de compañeros vanguardistas en la Penitenciaría, en condiciones realmente infrahumanas, amenazados de muerte. Contra algunos compañeros se realizaron simulacros de fusilamiento, pero ninguno de ellos traicionó sus convicciones.

A Carlos Luis Fallas lo condenaron por el delito de robo de gallinas, con testigos falsos. No encontraron ninguna otra falta o crimen de que acusarlo. Simplemente querían mantenerlo preso.

Al recobrar su libertad, Fallas siguió luchando en las filas del Partido Vanguardia Popular, hasta el día de su muerte.

Nada ni nadie pudo separarlo de sus obligaciones de militante comunista.

Rendimos homenaje a la memoria de nuestro querido camarada. Para perpetuar el ejemplo de sus vidas, el compañero Rodolfo Sagot pintó un mural en las paredes de la casa del Partido dedicado a Carlos Luis Fallas y Carmen Lyra.

Gloria eterna al gran luchador, compañero nuestro.

PARTIDO VANGUARDIA POPULAR



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