- El especialista rechaza la afirmación de que Estados Unidos haya dejado de ocuparse de América Latina, pues siempre está detrás de los ministerios de Gobernación o Hacienda.
- “Hay que ser cautos con (Obama), digamos que en los primeros cien días.”
Por Jorge Luis Araya
Con Barack Obama en la Casa Blanca habrá continuidad y algunas discontinuidades en la política de Washington, afirmó el respetado académico costarricense residente en México, John Saxe Fernández, en entrevista concedida a UNIVERSIDAD el pasado día 13, en la que analiza el panorama que encontrará el presidente electo de EE.UU. en su relación con América Latina.
-Hay mucha esperanza en todas partes tras la elección de Barack Obama como nuevo presidente de EE.UU. ¿Son exageradas las expectativas?
-Obama no llega con un vacío de poder, hay una serie de relaciones de fuerza dentro de EE.UU. y desde fuera de EE.UU., que en una forma u otra marcan continuidades de ciertas políticas y lineamientos.
La Presidencia de EE.UU. forma parte de un engranaje complejo, en que están involucrados los otros poderes, el Legislativo y el Judicial, y desde luego toda la basta burocracia del Poder Ejecutivo, que incluye todos los departamentos que conocemos, Departamento de Defensa, Departamento de Estado…, la comunidad de inteligencia, con sus 16 organismos, es decir, una inmensa burocracia que genera una gran cantidad de efecto inercial, y que va a defender sus intereses.
Además, hay una relación en ese mismo engranaje, que la sociología política en EE.UU. llama el ‘triángulo de hierro’, con el basto aparato empresarial, que son fuerzas muy poderosas, y que no es solamente el aparato industrial, sino que está lleno de lobbies, cabildos de la industria petrolera, del gas, minera, etc, una gran cantidad de sindicatos, universidades, fondos especiales.
De tal manera que en medio de ese engranaje tenemos este presidente que trae una serie de políticas que dan explícitamente, sobre todo en materia de política exterior, una pauta de continuidad, con muchos programas que tienen la proyección específica hacia América Latina.
El hecho fundamental es que prácticamente desde el gobierno de Jefferson, de 1801 en adelante, la clase gobernante de EE.UU. siempre consideró a América Latina parte de su reserva estratégica, y parte de toda la lucha a lo largo del siglo XIX fue la lucha de EE.UU. por sacar la influencia de Inglaterra fuera del hemisferio occidental, algo que va logrando ya a mediados del siglo, después de la guerra civil, y que no se termina sino hasta 1941-42, con el tratado que Roosevelt obligó a firmar a Inglaterra, que estaba de rodillas ante Alemania.
Entonces la intención de EE.UU. después de la guerra civil es lograr la primacía en las relaciones con América Latina en búsqueda fundamentalmente de fuerza de trabajo, recursos naturales y negocios.
La Presidencia de EE.UU. ha fungido siempre alrededor de esos impulsos. Nadie mejor que Carlos Luis Fallas en “Mamita Yunai” nos hace un relato extraordinario de lo que es esta relación de las empresas estadounidenses con el Estado. Las empresas estadounidenses no vienen solitas. Decía un amigo que cuando un ejecutivo de la Exxon entra a una sala de juntas en cualquier lugar del mundo, detrás de él está la Sexta Flota, y ahora detrás está la Cuarta Flota (destinada a Suramérica).
Entonces, insisto, con la llegada de Obama hay una serie de elementos de continuidad. Por ejemplo, Obama apoya la lucha antinarcóticos, y todo el mundo sabe que el programa antinarcóticos, antiterrorista y contra el crimen organizado es la retórica que se usa para establecer vínculos de subordinación de los respectivos aparatos de seguridad de América Latina con EE.UU. En el caso específico de México, es una ampliación del Plan Colombia, que también vale para Centroamérica. Ahí Obama ha hablado de continuidad.
Ha hablado de continuidad también en relación con la ocupación militar de Oriente Medio. Tanto él como Hillary Clinton, cuando estaban en la pelea por la candidatura del Partido Demócrata, coincidían en la necesidad de que se mantuviera la fuerza militar de EE.UU. Ellos dicen que es para la estabilización de Oriente Medio. Pero no es ninguna estabilización, es para la ocupación y el manejo de la más importante reserva petrolera del mundo (62%). Ahí tenemos líneas de continuidad de Obama con una política de proyección de poder militar.
Las burocracias estatales mejor financiadas para la proyección de poder de EE.UU. son las de seguridad. Son los servicios de inteligencia y fundamentalmente el Pentágono (ministerio de Defensa) por medio de dos grandes unidades: el llamado Comando Norte, que trata específicamente Canadá, EE.UU. y México, que es la frontera norte de América Latina, y el Comando Sur.
No veo ahí cambios con Obama, quien va a estar muy ocupado con la situación interna de EE.UU., porque lo que le hereda George Bush es un desastre, dentro y fuera de los EE.UU, y además la guerra de Irak y la guerra de Afganistán.
Eso no quiere decir que deje de ocuparse EE.UU. de América Latina. Nunca ha dejado de ocuparse. Eso que reclaman, que EE.UU. no le pone atención a América Latina, no es cierto. Del 2001 al 2007 los EE.UU. entrenaron a 85.000 agentes de seguridad de América Latina, de eso no se habla.
El hecho es que los tenemos continuamente en las operaciones diarias de todas las secretarías o ministerios de Gobernación, de Hacienda, en los países latinoamericanos, excepto los que se vayan liberando de la acción de instituciones de poder de EE.UU. como son el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De manera que ahí hay otros elementos de continuidad.
-¿No cree que habrá cambios en la relación con América Latina?
-Hay una serie de elementos interesantes en el sentido de que Obama dice querer un diálogo con Hugo Chávez en Venezuela, habla de diálogo con Cuba y de cambio de esa locura que ha sido el bloqueo, una política absolutamente inadmisible a la que ha sido sometida Cuba, con un costo estimado de $120.000 millones.
Muchos analistas dicen que si no va a haber cambios sustantivos, habrá cambios cosméticos, en la retórica. El hecho mismo de que Obama sea un afroamericano es significativo. Pero lo que hay que preguntarse es qué tipo de afroamericano es, porque hay afroamericanos de afroamericanos, así como hay indígenas de indígenas. Recordemos que (el expresidente peruano Alejandro) Toledo es un tipo de indígena bastante distinto a Evo Morales (presidente de Bolivia). Entonces depende de qué tipo de política va a hacer Obama.
-¿Es pronto para decir cuál será esa política?
-Hay que ser cautos, digamos que en los primeros cien días. Tengo programado para principios de mayo un seminario internacional sobre los primeros cien días y qué significan para América Latina. Habría que ir detectando cómo es que se va configurando la política hacia el mundo también, porque la situación latinoamericana tiene que ser analizada en el contexto de la política internacional.
-¿Es un contexto que tiene que ver con un mundo que ha cambiado mucho, con una creciente multipolaridad?
-No solamente ha habido una creciente mutación en la ecuación mundial de poder, hacia una creciente multipolarización de las fuentes de poder económico, financiero, monetario, cultural y militar, sino también por la agudización de la crisis. El otro día en un semanario muy conocido de EE.UU. se decía que después de esta crisis el mundo no va a ser lo mismo. Ya Wall Street no va a ser el centro financiero del mundo. Va a tener que compartirlo con la City de Londres y con otros centros financieros internacionales, por ejemplo, Singapur o Dubai.
Lo mismo en términos de la posición del dólar. Esta crisis es una crisis que se da en un contexto en que la ecuación de poder monetario mundial ha variado. No que el dólar haya dejado de ser globalmente fundamental. Sino que hay otras monedas en las reservas monetarias y el euro pasa del 20% al 30%. Todavía EE.UU. domina en las reservas monetarias del mundo, pero aún así son cambios de enorme importancia, para hablar solamente del área monetaria y financiera.
Pero hay cambios también en otras esferas. Hay que ver en los últimos cinco o seis años cómo ha aumentado la tasa de crecimiento en las relaciones de importación y exportación, sobre todo de América del Sur con China, con Asia y Europa, a unos ritmos mucho más acelerados que con EE.UU., donde ha habido casi un estancamiento en las relaciones comerciales. De manera que tenemos en América Latina posibilidades de una creciente diversificación comercial.
-¿Puede que a los latinoamericanos nos vaya mejor con el nuevo gobierno que se inaugurará el 20 de enero?
-Eso no depende solamente de lo que haga el nuevo gobierno, sino lo que hagamos nosotros y cómo nos coordinemos nosotros para que se nos escuche o para que nuestra voz sea una voz de peso. América Latina no va muy lejos si cada uno va por separado, como sardinitas articulando con el tiburón. No, porque el tiburón se las come. Todas juntas tienen que hablar con una voz.
Eso se ha entendido en América del Sur y en algunos países de América Central, en donde hay una serie de circunstancias que están llevando a los países a ir coadyuvando en la hilvanación de coaliciones, como es las que inteligentemente está desarrollando Venezuela, en el nivel energético con Centroamérica y el Caribe, con Petrocaribe. Me parece que es una iniciativa muy concreta, con los pies puestos en el suelo, muy beneficiosa para todos los países de la región y la misma Venezuela.
Obama encuentra una América Latina que colectivamente rechaza la intervención de EE.UU. por medio de Colombia contra Ecuador, en marzo pasado. EE.UU. llamó prácticamente a condonar la acción colombiana contra Ecuador y América Latina se la rechazó.
En el golpe de Estado contra Chávez, el 10 de abril del 2002, fue histórico el rechazo latinoamericano de nuevo al pedido de Washington, diciendo que era un golpe de Estado ‘benévolo’, y pedía la aquiescencia; incluso un instrumento como el BM y el FMI se precipitaron a apoyar a los golpistas, en la vieja tradición oligárquico imperial, pero esta vez no funcionó por una serie de factores internos de resistencia de la población y dentro de las fuerzas militares de Venezuela, y por la resistencia regional.
Lo mismo sucedió en el intento de golpe de Estado en Bolivia. No hay que olvidar el intento golpista por parte del embajador norteamericano que le valió la expulsión de Bolivia, y lo mismo hubo una expulsión del embajador de EE.UU. de Venezuela. Recientemente Evo Morales suspendió indefinidamente a la DEA, por su intervención y por ser canal de apoyo a grupos separatistas en Bolivia.
Morales no solo recibió apoyo de los países vecinos, sino que se formó la UNASUR (constituida el pasado 23 de mayo por 12 naciones), que ayudó mucho a desmontar el golpe contra Evo Morales. Es la primera vez en la historia desde Jefferson que tenemos noticia de que una coalición latinoamericana incidió en el desmontaje de un intento de golpe de Estado apoyado por EE.UU.
Es decir, América Latina ha cambiado. Es una región cuya población de bajos ingresos y de ingresos medios, cuyas clases trabajadoras, campesinas, clases medias, incluso la pequeña y mediana empresa han sido brutalmente golpeadas. Son 30 años de ataques acumulados contra el salario, los sindicatos, contra los contratos colectivos, etc. que llegaron a un punto de saturación, y lo que tenemos son respuestas que no son respuestas de un iluminado, sino respuestas de masas de la población agredidas.
-¿En este panorama regional Brasil es una pieza clave?
-Brasil es y ha sido históricamente clave, porque Brasil es una inmensa parte de lo que es América Latina. Brasil es riquísimo culturalmente, en términos de sus dimensiones geográficas, del tamaño de su economía, de la defensa que ha hecho de su aparato productivo, porque a pesar de todo el programa neoliberal del Consenso de Washington, Brasil ha podido preservar una cantidad grande de actividad interna.
Tiene un mercado interno muy fortalecido, una enorme diversificación de su comercio con el mundo, con Asia, Europa, con otros países de la región. Con Argentina tiene arreglos para pagar importaciones y exportaciones con pesos argentinos y reales brasileños, sin necesidad de recurrir al dólar.
Desde el punto de vista de sus intereses de seguridad y desde el punto de vista de sus intereses económicos, públicos y privados, a Brasil le interesa la estabilidad regional, le conviene la integridad y la soberanía territorial. Desde ese punto de vista no es casual que haya sido desde Brasilia que se presentara la UNASUR, porque la cancillería brasileña considera, cosa en lo que los latinoamericanos coincidimos, que es una iniciativa crucial para América Latina.
Y más aún, que tenga una expresión de defensa conjunta de la soberanía regional. Esto es algo inusitado en América Latina. Y se está diciendo que cualquier agresión a la integridad territorial de cualquier integrante de UNASUR será considerada una agresión contra todos, porque no van a poder defenderse con una potencia expansionista con necesidad de petróleo, de recursos naturales como los EE.UU., que no respeta el derecho internacional, que adopta la estrategia de autodefensa anticipatoria, no se puede actuar de otro modo.
-¿Qué es además una potencia que está desarrollando un programa de bases y la reactivación de la Cuarta Flota para asegurarse el acceso a las riquezas naturales?
-Claro, y que entonces juega con doctrinas peligrosas como las de las ‘fronteras flexibles’, que fue lo que trató de imponer por la vía de los hechos al atacar Colombia a Ecuador, y la respuesta de los latinoamericanos fue contundente: no se juega con las fronteras nacionales. Esa respuesta latinoamericana fue fundamental, porque se hizo no solo desde la OEA, que es un organismo muy supeditado a los EE:UU, sino que también se hizo desde el Grupo de Río en Santo Domingo, lo que fue una victoria diplomática y política para América Latina, y no es cualquier cosa.
Luego el presidente Rafael Correa de Ecuador decidió no renovar la base de Manta, que es una de las principales bases de EE.UU. le pide sacar para el 2009 toda la milicia estadounidense que está ahí.
-Pero esa no es la única base que EE.UU. tiene en América Latina…
-En América Latina tenemos una proliferación de bases, ahí donde hay recursos naturales. Una investigadora mexicana ha hecho unos mapas muy interesentes, donde se ve la localización de las bases, y a nadie se le escapa que están cerca de donde están los recursos, los minerales, los acuíferos, la biodiversidad, el petróleo, etc.
La activación de la Cuarta Flota es otro de los errores del gobierno de Bush, porque es una bofetada a toda la América Latina, es una agresión para todos nosotros, porque EE.UU. nos está diciendo: todas las rutas de comunicación marítima las controlo yo, se están haciendo advertencias militares gravísimas para nada menos que una región de poco más de seis millones de km2 como es la Amazonia, para no hablar de la Cuenca del Orinoco, el Río de la Plata y otros ríos navegables en miles de km en toda la América Latina.
El Jefe del Estado Mayor de Colombia (David Moreno) hizo declaraciones muy lamentables diciendo que Chávez estaba auspiciando la carrera armamentista haciendo ejercicios navales con Rusia. Y no, Chávez está respondiendo a la agresión estadounidense de reactivar la Cuarta Flota, es lo que corresponde a Venezuela y es un ejemplo a seguir por todos los latinoamericanos. En ese sentido habría que ponerle atención a la argumentación planteada por Chávez.
Lo mismo (que el militar colombiano) hizo Dante Caputo, segundo a bordo de José Miguel Inzulsa en la Secretaría de la OEA, quien planteó la misma idea, lo que es más inadmisible porque viene de alguien vinculado a un organismo regional dedicado precisamente a la preservación de la integridad territorial, en todos los articulados de la OEA.
Ahora viene Dante Caputo con la enorme torpeza para un señor bien informado como él, de repetir eso de que se está fomentando la carrera armamentista con los ejercicios navales conjuntos. Eso es gravísimo porque indica el enorme deterioro de la credibilidad de instituciones como la OEA, porque es la misma historia de siempre de los mismos señores que andan coqueteando con el poder de EE.UU.
Fuente Semanario Universidad
El énfasis es nuestro
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