Charlie

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Por: Flora Fernández

Charlie es un negro que nació en Limón, pero desde hace muchos años vive en San José. El que ocupa hoy la presidencia, nació en Heredia pero también se vino a San José. Ambos tienen 67 años de edad.

Charlie trabajó en el ICE y lo ama con pasión porque eso le permite tener una frugal pensión, de la que vive en forma austera pero digna. El que ocupa la presidencia también quiere el ICE, pero su cariño es codicioso.

Charlie es un ciudadano de oro y gracias a esa condición todos los meses le “regalan” tiquetes de bus que es lo único que lleva en su billetera para viajar al centro de San José; donde llega muy temprano a abrir un parqueo y a hacer café para que desayunen los empleados, luego pasa el día buscando la forma de ganarse algunos pesitos y así redondear su pensión que cada día alcanza para menos. El que ocupa la presidencia no necesita tiquetes ni pensiones, a todas partes viaja gratis en avión, helicóptero, carros de lujo menos en bus.

Charlie fue asaltado hace una semana, lo golpearon, le perforaron un pulmón y tirado en el piso una ambulancia lo recogió y lo llevó al San Juan de Dios donde se debate entre la vida y la muerte en una impecable cama de hospital de cuidados intensivos, con respirador y todas las atenciones que todavía le puede brindar la seguridad social que agoniza por la ambición de otros. El que ocupa la presidencia cree en la privatización de todo, incluyendo las medicinas, las semillas, la vida…

Charlie es fiel católico y va a misa con más frecuencia que lo que exigen los preceptos. El que ocupa la presidencia de católico sólo tiene el título y acciones de una clínica con ese nombre.

Charlie anda siempre limpio e impecable, es correcto y amable. Fiebre del Saprissa y “mariachi” hasta que los escándalos de corrupción de hace unos años lo decepcionaron profundamente, como nos sucedió a la mayoría de los costarricenses. El que ocupa la presidencia no es parte del pueblo y vive aislado de la gente común y corriente. ¿Será feliz? Me pregunto yo.

Charlie se enoja fácilmente pero al rato se ríe de todo y sólo quiere vivir en paz. Nadie lo cuida, vive solo. Muy pocos lo visitamos en el hospital. El que ocupa la presidencia también es muy solo aunque muchos lo adulan como le gusta. Eso sí, todos los lunes de 8:00 a 9:00 de la noche, un nutrido grupo de ciudadanos y ciudadanas lo visitamos para exigir que devuelva el programa Diagnóstico, uno de los pocos espacios de la televisión estatal en los que con seriedad se analizaba el acontecer nacional. Esa visita ni siquiera es atendida… sólo es vigilada.

Ahí podemos constatar que tiene un cuerpo de vigilancia innecesario que sirve para intimidar y amedrentar. Así más gente quede expuesta a los peligros de la delincuencia común. A veces pareciera desear que pidamos el restablecimiento del ejército para reprimir aún más las libertades, en eso no le vamos a dar gusto y más bien le combatimos el TLC que permite la importación, comercio y fabricación de armas… ¡Menuda contradicción de un Nobel de la Paz defendiendo un Tratado bélico y entreguista!

Yo espero que Charlie salga de esta y me preocupa cómo vamos a atenderlo los amigos sinceros que él tiene. Del que ocupa la presidencia también espero salga de esta, pero para bien del país.


Fuente: Tribuna Democrática



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