¿Un mundo posible?

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¿Un mundo posible?


Por Hilda Chen Apuy

La hermosa conferencia del Dr. Leonardo Boff en la Universidad de Costa Rica, como Lección inaugural del año académico 2007, conjuntamente con la celebración de los cincuenta años de la Escuela de Estudios Generales, fue una defensa inspiradora de nuestro planeta y de la dimensión espiritual de nuestra vida.

Esta lección me ha hecho reflexionar sobre los peligros que enfrenta la humanidad al destruir las posibilidades de vida en la Tierra. Los científicos han venido hablando desde hace años sobre los límites del crecimiento económico, basado en la explotación de los recursos naturales que causa la contaminación ambiental; a su vez la riqueza obtenida se concentra en un sector minoritario de la población que disfruta de los "bienes" de la civilización moderna occidental.

Tal situación produce una gran desigualdad social y a la vez la extensión de la pobreza y la marginación. Todo esto nos presenta un panorama en el cual los beneficios del llamado "desarrollo económico" no concuerdan con el desarrollo humano. Hay informes de las Naciones Unidas en que se nos dice que puede haber crecimiento económico, sin equidad, sin empleo para la población mayoritaria y sin esperanza.

Hace años también se nos viene advirtiendo sobre las consecuencias inevitables de todo este desajuste, que lleva al cambio climático del cual los científicos responsables hablan hoy. Veremos, por lo tanto, en el presente y en el futuro, grandes cataclismos en las diferentes regiones del globo, huracanes más frecuentes y violentos, tsunamis como los que ya se han dado en Asia, y de los cuales no nos libraremos en ninguna región del planeta. El hundimiento de islas y de zonas costeras, las sequías, la carencia de agua potable, la ruina de la agricultura, traerán hambrunas y guerras.

No es necesario seguir con la lista de calamidades, pero lo peor es la gran indiferencia y a irresponsabilidad de los políticos que hablan de un desarrollo económico basados, justamente, en todos los errores que se cometen en otras partes del mundo.

Cuando se nos habla de los beneficios de un tratado de libre comercio con la nación más poderosa del mundo, omiten todas estas consideraciones apuntadas anteriormente.

El negocio de las armas liberadas de aranceles nos indica hacia dónde quieren llevarnos. No olvidemos que los Estados Unidos de América tiene hace medio siglo una economía de guerra y que la fabricación de armamento es su principal industria. Así vemos las guerras del siglo XXI y las muertes espantosas de miles de ciudadanos por bombardeos nunca presenciados antes.

¿Es posible un mundo así? ¿Morirán, como se nos anuncia, millones de personas en todos los continentes? ¿Hay todavía esperanza de supervivencia? Quiero pensar que nunca es demasiado tarde para que algo conmueva la conciencia de los egoístas que sólo ven su beneficio inmediato, de los indiferentes y de los políticos que tienen en sus manos la alternativa de llevar a sus pueblos hacia la ruina total o la salvación. Quiero tener esperanza, porque de los contrario, la vida ya no tendría sentido.


Fuente Semanario Universidad
Sección OPINIÓN. Semana del 17-23 de mayo de 2007.
Edición 535. Año XI

Nota: La negrita es nuestra




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